Susana Girón, fotógrafa internacional: "Las fotografías no son imágenes, son emociones que deben contar una historia"

La mejor foto de Susana Girón es un gesto. Un aparente instante corriente que en realidad esconde un ventanal que se abre a una cascada infinita de emociones concretadas en ese microsegundo que muestra a un señor mayor haciendo un crucigrama, moteada la piel de la herencia de la vida, de surcos por fuera y cicatrices por dentro, surfeando la ola de la pandemia, sin más horizonte que la verticalidad de las palabras escondidas en el papel. Es su padre. Y entre miles de fotos captadas por su obturador, es esta la mejor obra de Susana, dice, porque las fotografías "son emociones" como la más elemental definición y el más puro significado.

"Las fotografías no son imágenes, son emociones que deben contar una historia", repite locuaz esta granadina crecida en Madrid, de padres de Huéscar y Galera, comarca de Granada donde encuentra la paz, la serenidad, y tiene todo lo necesario para tejer sus historias que luego retrata y publica en National Geographic, la BBC, The New York Times y una retahíla de los mejores y más prestigiosos medios de comunicación del globo.

Ahora ha estrenado en Granada, en el Palacio de Condes de Gavia, la exposición Buena Sombra, una mirada retrospectiva que contiene sus mejores instantáneas y que debe su nombre a un reproche mundano de su tío Quico, quien dijo a su sobrina nada más saber que abandonaba su "plaza fija" como profesora de Educación Física para dedicarse a la fotografía: "Pero niña, ¡Qué mala sombra tienes!", relata Susana, que interpreta con la voz, entre risas, el momento del que toma prestado el título para la exposición.

Ahora está haciendo la maleta. Se marcha a Ucrania, a Kiev, en busca de una historia de guerra, amor propio y deporte. "Siento que debo estar allí y contarlo", dice Susana.