La acampada por-Palestina se mantiene y la UMA pide "respeto" por los estudiantes y "cuidar" las instalaciones de la biblioteca

No hay incidentes pero la situación empieza a generar algunos problemas, sobre todo de seguridad e higiene. La acampada pro-Palestina que desde la pasada semana tiene lugar en la Biblioteca General de la Universidad de Málaga, en el campus de Teatinos, se mantiene en dicho centro a pesar de que los responsables de la UMA han planteado otra ubicación para, de este modo, permitir a los alumnos que acuden a este centro poder estudiar cuando además se aproxima la época de exámenes y la propia biblioteca abrirá -desde el próximo viernes 17 de mayo- por las noches.

Desde la UMA han recordado que el pasado miércoles, 8 de mayo, un grupo de estudiantes, acompañados de más personas que no pertenecen a la comunidad universitaria comenzaron a movilizarse por el campus de Teatinos, para intentar sumar manifestantes por la situación en la Franja de Gaza. Estas acciones finalizaron, sin incidentes, con una chara en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, en un aula reservada por una profesora del centro. Al día siguiente, el 9 de mayo, a las 9,15 horas, un grupo de unas 15 personas con mochilas y sacos de dormir llegan a la Biblioteca General, con la intención de acampar allí. El delegado del rector para la Coordinación de Servicios y la Inspección se acercó a hablar con el grupo que y lo llevan hacia el interior del edificio. En estos momentos, estas personas le comunican que tienen la intención de quedarse en la Biblioteca General y se les explica que no es el espacio ideal para encerrarse, por varias razones, entre las que destaca el derecho al estudio del estudiantado que en dos semanas comienzan los exámenes.

A media mañana, según el informe de la empresa de seguridad, se sumaron a la concentración seis limpiadoras del servicio externo que presta esta actividad a la UMA. Igualmente, se les avisa de que la Conferencia de Rectores de la Universidades Españolas (CRUE) va a emitir un comunicado, a lo que los manifestantes responden con la celebración de una asamblea. Desde la Universidad de Málaga (UMA) se explica que no se impide el derecho a manifestarse para rechazar las actuaciones y los bombardeos contra la población civil ni la vulneración de los derechos humanos en la Franja de Gaza; pero que el encierro no puede realizarse en la Biblioteca General, y que no se puede interferir en el acceso a la misma a sus usuarios.

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En este momento, desde la UMA se le ofrecen varios espacios alternativos, que rechazan los manifestantes porque “no tienen tiendas de campaña”, a diferencia del resto de similares en el resto de las universidades españolas. El delegado del Rector les pide una lista de necesidades y se ofrece para buscar y gestionar, en la medida de lo posible, la opción de las tienes de campaña. En la misma línea, les pide que abandonen estas instalaciones en la noche, porque no reúnen todas las condiciones de seguridad.

Tras la celebración de una asamblea los ocupantes indican al delegado del Rector se quedan en esas mismas dependencias hasta que se hizo público el comunicado de la CRUE en apoyo al fin de la guerra en Gaza. El propio rectorado mostraba su sensibilidad al movimiento estudiantil que, en estos momentos, no es otro que el de rechazar los bombardeos en Gaza y la petición del fin de estos acontecimientos. Durante esa tarde del nueve de mayo, las personas encerradas manifiestaron que no les satisface el comunicado que han emitido la CRUE y la Asociación de Universidades Públicas de Andalucía (AUPA), a los que se sumó la Universidad de Málaga.

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Durante la tarde llevaron a cabo diversas actividades con charlas, en la que participaron profesores jubilados de la UMA y profesores de universidades de Gaza. Actividades "muy interesantes y todo va en defensa del pueblo de Palestina", insisten desde la UMA. En estos momentos decidieron quedarse encerrados esa noche y desde la UMA se le informó que, por seguridad, solo podían quedarse veinte personas y se les indicó en qué espacios podían quedarse, si bien no aceptaron las condiciones que se les ofreció e incluso comenzaron a introducir comida en las instalaciones.

Como, la intención de la UMA era -en todo momento- mantener la normalidad de la biblioteca y esto no es compatible con el control de acceso, se les facilitó una sala anexa que convirtieron en comedor. Se acordó entonces unas condiciones para garantizar la seguridad y, sin embargo, en poco tiempo las incumplieron -sostiene la UMA- y reclamaron más condiciones. Se quedaron, al final, 22 personas y no se cerró la puerta hasta las once la noche. Antes de finalizar el día, los manifestantes solicitaron poder acudir al Consejo de Gobierno de la UMA, que se celebraba al día siguiente. En torno a las doce y media de la noche, según el mencionado informe de la empresa de seguridad, varios individuos se acercaron a Biblioteca General y arrancaron algunas pancartas; acabaron huyendo en un vehículo. Es lo que las personas encerradas llama “ataques fascistas” pero se el único incidente destacado que se ha producido estos días.

Ya el diez de mayo, a primera hora, el delegado de Rector se desplazó a las instalaciones de la Biblioteca General y pudo comprobar que todo estaba recogido y limpio, pero de pronto, volvió la acampada y anunciando sus responsables que se quedaban allí de forma indefinida, mientras llegaban estudiantes para entrar en el edificio de cara a preparar exámenes y trabajos fin de curso. En estos momentos, las personas acampadas comenzaron a colocar colchones y sacos de dormir en el hall del edificio.

Dos horas más tarde, sobre las once de la mañana -según el relato de la UMA- intentaron instalar un proyector en uno de los baños si bien lo retiraron en cuanto se le solicitó

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El sábado, a primera hora, los vicerrectores de Investigación y de Infraestructuras y Sostenibilidad, se acercaron a la Biblioteca General, pero los integrantes de los manifestantes no quieren mantener contacto ya con la UMA. En estos momentos, la Biblioteca General acogía a unas 20 personas de acampada que contaban con una gran cantidad de comida. Esa jornada incluso llegaron a solicitar un microondas al vicerrector de Infraestructuras, material que no se les facilitó.

Por la tarde, el delegado del Rector y el coordinador de protocolo y dinamización se desplazaron, de nuevo, a la Biblioteca General pero un portavoz les dijo que "quieren romper relaciones con la UMA" y además les invita a salir del edificio público, para hablar alejado del resto de las personas acampadas. Es entonces cuando volvieron a a solicitar el acceso a la zona superior de las instalaciones, cuestión que se les denegó por razones de seguridad y por respeto a las estudiantes que no pueden acceder. Así lo ha puesto de relieve en SER Málaga el vicerrector de Comunicación de la UMA, Francis Paniagua. "No se han producido incidentes pero les pedimos el máximo respeto por los alumnos que acuden a estudiar y el cuidado de unas instalaciones que son públicas y que son de todos", asegura Paniagua. Las declaraciones se pueden escuchar en la parte superior de esta información.

El domingo 12 de mayo el vicerrector de Infraestructuras y el delegado adjunto para la inspección, asisten a una asamblea de unas 30 personas, en la que los ocupantes muestran más agresividad verbal con la UMA a la que culpan prácticamente del conflicto en Gaza.

Durante el día, los manifestantes comienzan a usar la fuerza para, incumpliendo lo pactado, ocupar la zona superior de la Biblioteca, e impiden al personal de seguridad que haga su trabajo. En estos momentos, los ocupantes comienzan a compartir algunos mensajes en redes sociales, acusando a la UMA de oprimir y pidiendo apoyo para evitar un posible desalojo, del que nunca se ha hablado. Llama la atención que, a medio día, entra en las instalaciones una mujer con un carrito y un bebé.