Especies de todas las latitudes inundan el Arboreto del Parque del Pilar
La Guía Oficial de Turismo Raquel Méndez nos adentra en una de las curiosidades de esta zona verde de la capital ciudadrealeña
Ciudad Real
Pues es que no sólo de piedras vive el hombre. El turismo también basa las experiencias en otras cosas que no tienen tanto que ver con el patrimonio. En este caso, quería contar que también he empezado a hacer visitas por las zonas verdes de la ciudad, porque fíjate si el papel de los guías es importante que no sólo enseñamos historia de los reyes o los estilos artísticos, a mí me gusta salirme del dórico, jónico y corintio para crear conciencia de lo importantes que son los oasis verdes en el medio de nuestras ciudades.
Por eso hoy vengo a dar visibilidad y voz a un espacio fabuloso que tenemos en Ciudad Real y que es el Arboreto del Parque del Pilar, en el barrio del Pilar dando a la avenida de Europa.
Dentro del parque, entrando por el acceso de la Calle Pintor Solana, detrás de la cooperativa farmacéutica, en esa entrada nada más acceder a la izquierda hay un arboreto, pero ¿qué es eso de arboreto? Pues es un espacio diseñado con más de 70 especies de árboles de todas las latitudes. Es un espacio muy interesante porque además sirve como experimento a nuestros parques y jardines para saber cómo se desarrollan en nuestro suelo y en nuestro hábitat, con nuestro clima, otras especies desde tropicales, de las islas, hasta especies de árboles de alta montaña.
¿Qué árboles encontramos?
Pues, desde árboles frutales más sencillos como un peral, un granado, un naranjo agrio o un madroño hasta un olmo del Japón, un cedro del Himalaya, un ciprés de California, una palmera mexicana o un abeto del colorado.
También especies llenas de curiosidades, leyendas y mitologías, por ejemplo, en este arboreto hay un árbol llamado “el árbol del amor” que la leyenda cuenta que fue el árbol en el que se ahorcó Judas Iscariote después de traicionar a Cristo, por ello también se le da el nombre de “el árbol de Judas” aunque se cree que es una deformación fonética, una corrupción gramatical sería lo correcto decir, ya que es un árbol que se supone lo trajeron a la península en 1200 tras las cruzadas y que lo trajeron de Judea, la deformación de “árbol de Judea” a “árbol de Judas” (arbre de Judeé en francés).
También hay otro árbol en el Arboreto conocido como “el Árbol del Paraíso” que se llama así porque es citado en la biblia, su nombre científico es Elaeagnus angustifolia que es parecido al olivo, el olivo de bohemia lo llaman. Uno de los apartados dentro del propio Arboreto es el palmar, resulta que hay un espacio destinado solo a palmeras, en el que hay palmeras de México, de Canarias, de Brasil o incluso de Baja California, con nombres como Yuca de Pie de Elefante, la Cuchara del Desierto, la Palmera Molino de Viento (esa en la Mancha no podía faltar) que en realidad es originaria de China.
Especies endémicas y autóctonas
Cada una con su cartelito indicando la especie, su nombre científico y su procedencia. Un paseo muy agradable en cualquier estación del año, sobre todo en la floración de primavera, en el otoño con la caída de la hoja de los árboles caducifolios o incluso algunos árboles en el invierno cuando algunos están podados ya que las ramas desnudas también son muy curiosas y tienen mucha belleza fotográfica.
Un paseo muy agradable que además tiene varios puntos con bancos, papeleras, mobiliario en el que descansar además en un lugar muy poético. En el banco que hay en el palmeral te sientas y no sabes si estás en Florida o en Ciudad Real. Es realmente muy curioso como especies de todo el mundo inundan ese Arboreto, además que se ven algunas cartelas en las que está el cartelito pero no está el árbol, y te quedas como ¿pero qué pasa aquí? Pues muy sencillo, que por las condiciones, por no ser su hábitat, algunos árboles no resisten, no tiran y el experimento se quedó en experimento nada más. Pero es interesante de verdad para que luego el equipo de parques y jardines pueda saber si las especies pueden plantarse no sólo ahí, sino que se adaptan y pueden plantarse en otros puntos de la ciudad.
Además del arboreto este parque tiene detalles muy interesantes, desde que además por la parte trasera da el Huerto de Pilar que es un huerto fabuloso con bancales de mucha gente, un proyecto bonito, pasando por las pistas de béisbol y softbol que tenemos equipos de estos deportes en Ciudad Real, columpios de todo tipo, un espacio teatral muy curioso, la escultura (el busto) de Eduardo Matos el fotógrafo, el lago, un pipican para los perros bien hermoso con sus columpios de juego, ese barco también, esa proa que es la proa del amor, con esta maldita manía de colgar candados allí arriba, cuantas parejitas habrán hecho ahí arriba el Jack y Rose, el de la escena de la punta de la proa cuando ella se quería tirar y se abrazan. Pues es que resulta que allí va la gente allí a poner sus candados como símbolo de su amor y hay otra cosa que también me pregunto acerca de esto que es cuántos de esos candados habría que romper si ya se ha roto el amor. En Toledo para que no sufriera una estructura, una balconada, donde siempre ponían los candados en el mirador subiendo a Zocodover, han puesto un corazón para colgar los candados, un gran corazón con esta funcionalidad. De verdad ¡qué cosas!.
Bueno nada más, sólo ciudadrealeños, visitantes, todos los que venís a Ciudad Real y/o vivís aquí, no olvidéis que hay una zona de alto valor medio ambiental urbana en el Parque del Pilar.
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