El antiguo poblado de Orriols

València

Estamos en el barrio de Orriols recordando lo que fue antiguamente un poblado, un lugar repleto de huerta y alquerías que formó parte importante de la València agrícola. Pero veamos sus antecedentes.

El origen de Orriols debíamos de encontrarlo en la alquería andalusí de Rascanya, ese caserío que Jaume I donó a Guillem Aguiló , junto a todo el término, según quedó registrado en el Llibre del Repartiment. La alquería se vendió al rey En Pere y después pasó al abad de la Valldigna quien construyó una abadía en la zona. Este centro religioso fue insuficiente. En 1374, el entonces abad Saranyó lo amplió. Se conoció como Sant Bernat de Rascanya, y esto produjo que surgiera el topónimo Pla de Sant Bernat, tan conocido en la huerta, junto a la acequia de la Rambla o de Rascanya.

Sigamos con el monasterio. En 1545 se suprimió la Orden del Císter y se instauró la de los Jerónimos, recibiendo un nuevo título: el de Sant Miquel dels Reis. El duque de Calabria amplió el edificio para instalar en él su biblioteca y una escuela de Arte y Teología, quedando el vetusto edificio como hoy lo conocemos.

El vecino caserío siguió formado por un núcleo de casas y alquerías hasta que surgieron unos nuevos dueños del lugar: la noble familia dels Oriols, apellido que llevaba solo una “r”, de ahí el título deformado de Orriols que es como se conoció a la pequeña población. Recordemos que permaneció como tal, independiente, hasta 1882, año en que se anexionó a la capital y se constituyó como nueva barriada de València.

Vamos a ver ahora el tramado urbano y quiénes eran algunos de sus habitantes más populares. Fue famosa la Alquería Cremà, edificio gótico de tres plantas que se situaba en el área del actual del campo de fútbol del Levante UD, alquería que fue derribada en los años 60 precisamente para la construcción del Estadi Ciutat de València. También fue famosa la alquería del Fabonet y más modernamente el apeadero de tren de vía estrecha de Sant Llorenç. Mención aparte merece Casa Copa, famosa taberna descrita por Blasco Ibáñez en su obra “La Barraca”.

Podíamos citar otras alquerías que formaron parte de la historia agrícola del lugar. Tan solo recordar algunas familias y casas del antiguo Orriols: la de Marzal, El Sabio, el Molino de Orriols, o las casas de Tomba, Caldera, El Cigarrero, Gabino, Luterio el Zapatero, Rellam, Toni Carat, Casa Caldereta, Voro El Mulero… entre otras muchas más que configuraban el tejido social del entrañable lugar.

Hasta hace apenas unos años, antes de la expansión urbanística, en Orriols se podían ver los antiguos edificios que formaron parte de la historia de la población. Una de sus calles más emblemáticas era la de Mitja Galta, donde se hallaban las casas de Pales, El Rata, la Xocolatera o El Cueter. En la calle Mayor destacaba la casa del Molinero: un edificio que permaneció hasta hace apenas unos años, el que sirvió como cárcel, un recinto de cuatro paredes lisas y techo bajo, lo que confirma el carácter de población que tuvo Orriols con sus dependencias civiles.

La calle de Torrebaja o la de Higueruelas, son vías cuyo antiguo rótulo aún permanece, incluida una fuente vecinal junto a la que fue la senda de Orriols, antigua entrada a la población. Nuevas calles aparecieron sustituyendo a las antiguas. Surgieron la del Historiador Chabret o la del Arquitecto Rodríguez.

Actualmente también permanece la remodelada ermita de Sant Jerònim, con su jardín inaugurado hace apenas unos años, espacio donde tiene tienen lugar las fiestas dedicadas al santo, con sus famosas calderas como plato típico y festivo del lugar. También recordar la reciente incorporación de hace unas décadas, la antigua iglesia de las Monjas de Santa Catalina, que se hallaba entre las calles del Pintor Sorolla y Don Juan de Austria, recordemos que fue trasladada piedra a piedra, debido a la instalación de un gran centro comercial. Ahora la citada iglesia se puede contemplar frente al estadio Ciutat de València, del Levante Unión Deportiva.

A finales de los años 90 se construyó el Nou Orriols, una zona residencial de mayor calidad respecto a las construcciones procedentes de mitad del siglo XX, lugar conocido como barrio de Barona, con sus calles y edificios donde existían familias enteras que emigraron de su lugar de origen y que ahora conviven con migrantes de otros países, vecinos que andan entre sobresaltos y conflictos de delincuencia. Con todo, actualmente el Nuevo y Viejo Orriols conforma un barrio obrero que convive con nuevos vecinos de clase media, está plenamente integrado en el entramado urbano de la ciudad, y es además uno de los más densamente poblados y con mayor crecimiento registrado en los últimos años.

Ahora un poco de nostalgia. El Orriols antiguo ha cambiado. Desapareció un brazal de la acequia de Rascanya que regaba estas tierras. Por las nuevas construcciones desaparecieron mucho de los vestigios históricos y urbanos. También su huerta. Orriols estaba rodeado de todo un complejo agrícola con sus campos de hortalizas, sus acequias y familias que formaron parte importante de esta zona vecinal.

Aparecieron nuevos espacios, nuevas vías en el entramado callejero. Yo mismo hice un reportaje fotográfico de Orriols a finales del siglo XX y, ahora, examinando las imágenes me han permitido ver que muchos de los antiguos edificios desaparecieron en el transcurso de tan solo 25 años. Con ellos se fueron parte de la historia de tan emblemática población que hoy hemos recordado.

(Texto: Rafa Solaz).