Sociedad

La reforma y las diputaciones

En el último pleno de la Diputación de Málaga hubo overbooking de polémicas. Esta institución, a falta de cosas más interesantes a las que dedicarse, parece que se ha especializado en escándalos. Cada vez que la oposición - PSOE e IU- denuncian un presunto abuso del equipo de gobierno del PP, este último responde con una supuesta irregularidad cometida por el anterior gobierno. Ocurre igual cuando la denuncia parte del PP, que son los socialistas los que responden con otra.

El pleno del pasado miércoles acumuló varias polémicas distintas: la eliminación de la oficina del defensor del ciudadano; la creación de una oficina de atención a los alcaldes; la incompatibilidad para diputados y cargos de confianza; el reparto de subvenciones directas a los ayuntamientos; el rescate de la concesión de la plaza de Toros; y finalmente la auditoría sobre la gestión del Consorcio Provincial de Bomberos durante la etapa anterior, que lleva camino de la Fiscalía al aparecer pago por compra de corbatas, jamones y hasta palos de golf.

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La Diputación de Málaga se ha convertido en un campo de batalla política bajo la premisa del "y tú más" y en ello llevan enzarzados sus dirigentes desde el inicio de esta nueva legislatura. Un día sí y el otro también aparece una nueva polémica por un presunto despilfarro de uno o por un supuesto caso de corrupción del otro. En el último pleno, si se hubiesen eliminados las polémicas, hubiera acabado en cinco minutos. No había nada en el orden del día. Y para muestra un botón: los tres primeros puntos eran para decir que no se había presentado dictamen alguno.

El problema que tiene convertir una institución en el escenario de un rifirrafe político diario es que cualquiera podría preguntarse para qué mantener esa institución. Y cada vez que se celebra un pleno, es un día muy apropiado para hacerse esa pregunta.

Lo lamentable de todo es que estas polémicas que les estoy contando sucedieron dos días antes de que el Gobierno anunciara en el Consejo de Ministros la cacareada reforma de la Administración local, que contempla, entre otras muchas cosas, un mayor protagonismo para las Diputaciones, que podrán asumir competencias de los municipios. Las diputaciones son unas instituciones muy curiosas en España, ya que su posible desaparición depende de quién las gobierne. Cuando la mayoría estaban en manos del PSOE, el PP pedía su eliminación. Y cuando el PP se hizo con el control de casi todas, en las últimas municipales, era el PSOE quien planteó que no servían para nada. Ahora, el Gobierno de Rajoy ha descubierto que en su apuesta por reducir la administración local, sobran ayuntamientos y son imprescindibles las diputaciones.

 
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