Padres de niños deportistas: entre la presión y la motivación
En ocasiones, los padres imponen un deporte, un ritmo, un objetivo que termina alejando a los niños del disfrute de la actividad
Los expertos aconsejan animar a los niños a divertirse en sus primeros años de práctica deportiva, dejando el contacto con la competición para más adelante. "Cuando no se lo pasan bien, lo dejan", le cuenta el sicólogo deportivo José Carrascosa a nuestra colaboradora Sara Tabares, en la primera entrega del espacio "Ser saludable" que Radio Valencia emitirá los jueves a las 12:50 en el magazín "Hoy por hoy Valencia"
- Quiero seguir en natación.
- No, mejor fútbol...
- ¿No te gustan los partidos de la selección? Fíjate cómo regatea Iniesta.
- Ya... Pero, prefiero nadar.
- Pues con el tiempo, te gustará más. Este año vas a hacer fútbol, que si eres bueno ahí, ganarás más dinero.
Esta charla verídica, la escuché hace poco mientras esperaba en la caja de una tienda de deportes. La comenté con Mario Arques, futbolista del Valencia Mestalla, y lo primero que me dijo fue: "Lo peor que podría haber hecho mi padre cuando empezaba era presionarme, marcarme objetivos, metas que yo me planteaba desde la diversión y no desde la obligación".
Estudios, como el de la Universidad de Extremadura, sitúan el nivel de abandono deportivo en España, entre los niños de 13 y 14 años, en más del 30 por ciento. El principal motivo, según los expertos, por el que los pequeños abandonan un deporte es el aburrimiento. "Cuando no se lo pasan bien, lo dejan. Muchas veces no se divierten, porque el padre está muy encima de ellos. Se convierte en su asesor, representante, entrenador, seleccionador, preparador físico... Se saturan y acaba abandonando el deporte", explica el psicólogo deportivo, José Carrascosa.
Nadie enseña a ser padres, pero uno de sus errores frecuentes es trasladar sus frustraciones, sus anhelos de cuando eran jóvenes a sus hijos. Esas cosas que quisieron hacer y no pudieron, las proyectan sobre ellos y les causan presión. El tenista André Agassi en un artículo publicado en el Clarín (29-1-01) no pudo expresarlo mejor: "De los 3 a los 13 años, amé cada minuto que pude jugar, y eso se lo debo a mi padre. Él tiene mucho que ver con mi éxito actual, pero en la adolescencia sentía que ponía muchas expectativas en mí. Nuestra relación se basaba exclusivamente en el tenis. Yo quería que él fuera mi padre, no mi entrenador".
Las motivaciones de los niños para iniciarse en el deporte son generadas básicamente por sus progenitores: suya es la iniciativa de proponerles hacer alguna actividad, llevarles a los entrenamientos y animarles en la competición, pero la línea que separa la barrera entre la motivación y la presión es muy delgada y pasa por frases como "Tienes que ser el mejor", en lugar de: "Disfruta".
Tal y como dijo Michael Boyle: "Los niños a edades tempranas deben experimentar, la competición viene mucho más tarde". A veces los padres se equivocan y, en la mayoría de los casos -sin mala fe- pretenden criar futuros fuera de serie, sometiéndolos a altas expectativas y regañándoles si no las alcanzan. A aquellos papás que les gustaría contar con una estrella en la familia, les diría: Ya podéis empezar a entrenar... Nunca es tarde.
Ser saludable, (05/09/2013), "Hoy por Hoy Valencia", primer programa
05:46
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