La ruta de los monasterios en tierras centrales valencianas

Valencia

Antonio Martín, nuestro experto en viajes por la Comunitat Valenciana, nos propone una ruta de los monasterios en tierras centrales valencianas.

Afectados por las desamortizaciones del siglo XIX,  su historia, abandono y restauración conforman una interesante propuesta turístico-cultural en un hermoso entorno paisajístico.

Los monasterios de Nuestra Señora de la Murta, en Alzira, Santa María de Aigües Vives, en Carcaixent, Santa María de la Valldigna, en Simat de la Valldigna,  Sant Jeroni de Cotalba , en Alfauir  y el convento del Corpus Christi de Llutxent  se construyeron en época medieval y fueron importantes focos culturales. El recorrido de la ruta por carretera es de 60 kilómetros y de 87 kilómetros por caminos rurales. La ruta a pie es un sendero señalizado de Gran Recorrido (GR) que atraviesa las comarcas de la Safor,la Ribera Alta y la Vall d’Albaida.

POR ANTONIO MARTÍN

Santa María de la Murta: La naturaleza se impone en este conjunto protegido por las inmensas moles rocosas dela Creu del Cardenal y el Cavall Bernat, que sobresale como puede, entre ruinas, entre la frondosa vegetación. Su origen arranca en el siglo VIII con un ermitaño y en 1401 se construye como tal por la orden de los Jerónimos, formado por claustro, celdas monacales, portada, puente –inaugurado por Felipe II- ,  refectorio, hospital de mujeres, hospedería, balsa de recogida de aguas y la torre del reloj.

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Santa María de Aigües Vives:  Entre campos de naranjos, siguiendo El Camí Vell d’Alzira, se llega ala Barracade Aigües Vives en el corazón de un valle entrela Serrade les Agulles y las montañas del Realenc. El convento fue donado a la orden de los agustinos en el siglo XVI y fue ampliado en el siglo XVIII. Claustro barroco con bóvedas y edificio de cuatro pisos en los que se ubicaban las celdas destacan en el edificio que hoy es centro hostelero de eventos.

Sant Jeroni de Cotalba: Domina el valle del Vernissa, en la Safor, y es un impresionante edificio gótico, con elementos mudéjares y renacentistas, que se construyó entre los siglos XIV y XVIII. Fue fundado por el duque de Gandia Alfonso, el Vell, en 1388 que lo cedió a los jerónimos. Consta de claustro de dos plantas y bóveda de crucería, con cisterna en el centro y escalera de caracol gótica-flamígera en un extremo, sala capitular convertida en capilla sepulcral, refectorio, torre de las campanas, cocina (s. XIV), cuadra originaria con aperos de labranza, acueducto, jardín romántico de especies exóticas e iglesia anexa de coro con bóveda estrellada.

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Santa María de la Valldigna: El silencio y la paz crean una atmósfera de misterio en el monasterio construido por voluntad del rey Jaime II de Aragón. Regentado por la orden cisterciense tuvo prestigiosos abades como Rodrigo de Borja, luego papa Alejandro VI. Con varias etapas constructivas, entre el siglo XVI y el XVIII, destaca el Palacio del Abad con claustrillo, el portal nuevo, la iglesia de exuberante decoración barroca,la Almazara, la fuente de los Tritones, la hospedería, el claustro del silencio o las puertas dela Sopay dela Xara, entre otras dependencias que siguen recuperándose.

El convento del Corpus Christi, en Llutxent, la Vall d’Albaida, evoca el milagro de los Corporales. Edificado entre los siglos XIV y XVIII se donó a la orden de los Dominicos. Se llega por la senda del Vía Crucis y el Calvario,  a la cima del Mont Sant donde se levanta. Consta de claustro, celdas compartimentadas con dormitorio, baño y espacio para el estudio y la oración. Fue rehabilitado por una escuela taller de oficios.