Insostenible

La situación actual en el Betis no se puede alargar ni un día más. Hay que tomar decisiones... si lo saben hacer. La entidad está jugando con fuego, a estas alturas de la temporada, y debe maniobrar para que se frene la caída. Los resultados son pésimos y la sensación, peor. En el Villamarín deben hacer sonar las señales de emergencia porque la crónica del partido, la más dura que se puede hacer, la firmó en pocas líneas el guardameta Adán: "Nos ha faltado actitud. Todos los balones divididos han sido para ellos". Aunque aún fue más preocupante la reflexión de Xavi Torres: "Vería normal que echaran al entrenador, si estuvieramos en puestos de descenso, pero estamos sextos".

Realmente, ¿Los jugadores del Betis saben lo que se están jugando? ¿Hay alguien que se lo haga saber? Evidentemente, no. Al entrenador la situación se le fue de las manos, aunque ellos lo defienden en público. Antes le faltaban recursos para resolver los problemas de un equipo del nivel del Betis; ahora, ya no los hace ni correr. En cualquier club con cierto conocimiento futbolístico, el cambio ya se habría producido. No es el único culpable, por supuesto, pero, ahora mismo, es el único recurso posible. El entrenador explica que el futuro puede ser mejor, pero no reconoce que puede ocurrir lo contrario.

El Betis es un equipo descompuesto, a merced de cualquier rival que corra y se posicione bien, el Alavés, por ejemplo. No funciona como equipo y da la sensación de no haber tocado fondo. El equipo visitante dio una lección de principio a fin, con dos golazos incluidos. Salvo unos minutos de reacción y el gol de penalti de Rubén Castro, el equipo bético se diluyó en el partido. Como siempre, los cambios tácticos y de jugadores empeoraron el equipo.

El cúmulo de despropósitos de dirigentes y técnicos está a la vista de todos. Ellos no saben reaccionar. Al menos, hagan lo evidente, lo habitual. Cambiar al entrenador es una obligación. Y acertar con el próximo y con los fichajes, una necesidad. Hagan algo pronto. Entre otras cosas, marcharse no sería una mala idea.