El médico acusado de homicidio imprudente niega responsabilidad directa en la muerte de la paciente

Málaga

Todo ocurrió en noviembre de 2007. La mujer, de 44 años, se sometió a una operación de reducción de pecho y una liposucción en la clínica Pascual. Una intervención rutinaria, sin riesgos ni patologías especiales ha dicho el médico que ha reconocido que perforó y desgarró el intestino en tres puntos. Le provocó una peritonitis. Lo que debía ser un postoperatorio de tres días se convirtió en cinco meses de ingreso, cuatro operaciones que acabaron con el intestino de la mujer hasta dejarlo en, apenas, 50 centímetros. Días antes de su muerte fue trasladada al hospital Carlos Haya donde falleció el 1 de abril de 2008 tras un fallo multiorgánico.

El médico ha dicho al tribunal que la clínica privada estaba preparada para atender las necesidades de la paciente y, en contra de la acusación, no era necesario derivarla a otro centro. Que se pusieron a disposición de la víctima todos los medios del hospital y se llegó a salvar la peritonitis por lo que, considera otra la causa de la muerte.

Por contra Manuel Salazar, hermano de la víctima, que presentó la denuncia inicial, ha dicho al tribunal que el fallecimiento de la mujer se debió a una mera cuestión económica ya que el centro no se quiso hacer cargo del coste que habría tenido solventar su error inicial en un hospital público.

La víctima estaba casada y tenía dos hijos. La fiscalía pide para el médico acusado dos años y medio de cárcel, cuatro de inhabilitación profesional y casi 300 mil euros de indemnización por un delito de homicidio imprudente. La acusación particular solicita por el mismo delito cuatro años de cárcel, 6 de inhabilitación e indemnización de 450 mil euros.