“Sigo paseando por Donosti, pero no desnudo”

San Sebastián

Irwin, que ahora tiene 57 años bien llevados, nos recibe en la playa de Hendaia, muy cerca de su casa. Lo hace vestido, ya no se pasea desnudo. Preguntado por las razones por las que ha dejado de ir por la calle en cueros, responde que aquello terminó “porque fue una actuación concreta para transmitir el mensaje de que tenemos que defender lo que consideramos justo, por encima de las tradiciones. Así contesta Irwin que insiste en que lo único que quería era reivindicar que no debemos situar nuestras creencias personales por encima de lo que es justo: “lo importante es dejar vivir a cada uno en función de lo que es justo”. Irwin siempre se refiere a su presencia en la calle con el término “actuación”, una especie de performance artística que tenía como intención buscar la reflexión de la gente y rechaza en todo momento que lo suyo sea nudismo o provocación.

Este ciudadano francés sigue desplazándose hasta San Sebastián aunque ahora lo hace vestido. Recuerda aquel período como un momento “intenso e importante”, sobre todo por los procesos judiciales. Irwin tuvo cuatro juicios en los que se enfrentó a las acusaciones de delitos de exhibicionismo y desobediencia a la autoridad por negarse a vestirse cuando así se lo indicaban los guardias municipales. Estas situaciones se reprodujeron en Errenteria y en tres puntos de San Sebastián: Peine del Viento, el Paseo de la Concha y la parte vieja donostiarra. Irwin nos cuenta que quedó absuelto de los delitos por exhibicionismo en todos los juicios, sin embargo, quedó condenado por desobediencia. Algo que achaca a la forma de pensar de “la fiscalía y de algunas personas influyentes, pero la ley no les permitía legitimar tal actuación” incide.

Irwin explica también que su presencia sin ropa en las calles de San Sebastián motivó el cambio de la ordenanza municipal a finales del año 2010 que en el artículo 13.4 indica que queda prohibido el tránsito por la vía pública de personas desnudas. Como los hechos sucedieron antes de la modificación de esa ordenanza, no se le pudo aplicar ninguna condena al respecto. Además, añade que el Ayuntamiento nunca le llegó a poner ninguna sanción o multa por infringir la ordenanza municipal, porque la nueva normativa no había entrado todavía en vigor.

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Todavía le reconocen cuando pasea por San Sebastián y recuerda que en aquellos años recibió “pocos insultos, unos cuantos apoyos y la indiferencia de la mayoría”. A Irwin le vienen a la memoria algunos momentos graciosos como las fotos que le sacaba la gente, “incluso mujeres con niños venían a sacarse la foto conmigo, pero no acusaron curiosamente a las mujeres por ser perversas, sino todo lo contrario”, nos cuenta, “la gente venía con sonrisas para pasar un buen momento por estar de acuerdo con esa forma de pensar”.