Lucas, márcate un chiste

Valencia

El Levante contrató a Lucas Alcaraz para que le rescatara de un descenso seguro. En la novena jornada tuvo que ponerse al frente de un grupo completamente desorientado, con 5 puntos en la clasificación, con 20 goles en el saco y una enfermería repleta de jugadores rotos.

Alcaraz, que es la antítesis del entrenador mediático, como si lo fue Joaquín Caparrós, ha sumado 31 puntos en 28 partidos, cinco menos que el utrerano en la misma secuencia de jornadas y sin utilizar el comodín de Keylor. Permítanme el chascarrillo.

Se le acusa de ultradefensivo por jugar con tres centrales, de aburrido porque el equipo no genera muchas ocasiones, pero su Levante ya supera los registros goleadores de su predecesor, con un tridente de treintañeros formado por David Barral, Víctor Casadesús y Kalu Uche que están a punto de firmar su mejor temporada y relanzar sus carreras.

Las opiniones son moldeables, pero los datos son irrefutables y la delantera del Levante ha marcado más goles que la de un equipo como el Valencia, que jugará la próxima edición de la Champions. Omito el dato económico para no herir sensibilidades.

Cuando el oriundo José Marí aterrizó en Orriols muchos pidieron su cabeza, la misma que la del gaditano que dirigió la goleada en Almería, cuando Víctor Camarasa se veía en la Ponferradina fue titular en el Bernabeu, cuando Toño fue sacrificado en el descanso de Mestalla afianzó su titularidad o cuando Juanfran le ponía fecha a su retirada se convirtió en un capitán insustituible. Unos lo llaman descontrol, yo lo llamo inteligencia.

Sin embargo, les reconozco que Lucas tiene un defecto en este circo futbolístico, es un tipo discreto, que no distante y no tiene el más mínimo interés en reírle la gracia a quien no la tiene, que es algo muy distinto a ser gracioso. Lleva muchos años en la carretera, las canas le han endurecido el gesto y le han reafirmado sus convicciones.

Alcaraz, persigue que se hable de lo que hace y no de lo que dice, por eso sus comparecencias ante los medios se convierten en un duelo entre un toro baqueteado y un matador con ganas de terminar la faena, sabiendo que si te arrimas mucho puedes sufrir un revolcón. Desgraciadamente, ese carácter avinagrado no es compatible con esta ciudad.

En el Levante hemos pasado del chiste fácil del odontólogo a masticar la suela de una zapatilla y eso es inadmisible en el nuevo reino digital, donde hay que promocionar la venta del último libro de metodología, animar todos los lunes a los aficionados por twitter o programar las apariciones necesarias con los peñistas para ‘petar’ tu cuota de popularidad.

Estamos de suerte, porque a Manolo Salvador, que tampoco se presentará al próximo casting de ‘El club de la Comedia’, solo le interesa la vertiente futbolística de Lucas Alcaraz y considera que la mejor opción para seguir en Primera pasa por la continuidad del técnico granadino.