El cazador cazado

Valencia

Hasta este viernes a las 7 de la mañana, Serafín Castellano iba a ser el único rostro visible del Partido Popular cuando se constituyesen los nuevos gobiernos de los ayuntamientos y de la Generalitat.

Sin embargo, todo ha saltado por los aires con la llegada de la policía al domicilio del que ha sido un camaleónico dirigente popular. Lo ha sido prácticamente todo en el PP. Alcalde, conseller, secretario general y ahora más recientemente delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana.

Serafín Castellano ha visto como en pocas semanas ha caído su principal rival en el partido, Alfonso Rus, sin poder disfrutar de su posición de privilegio entre los dirigentes populares de la provincia de Valencia.

Una de sus mayores virtudes ha sido saber estar al lado de todos y cada uno de los presidentes populares. Supo ganarse la confianza de Eduardo Zaplana, de José Luis Olivas, de Francisco Camps y más recientemente de Alberto Fabra, con quien comparte afición por la natación.

De hecho, fue el actual presidente del PP el que le aupó en el congreso regional de 2012 en Alicante al puesto de secretario general del Partido Popular de la Comunitat Valenciana, puesto del que se vio obligado a apartarle por la presión de los barones provinciales a los que no agradaba su gestión en el partido.

El año pasado surgieron las primeras sombras de duda sobre la gestión del que ha sido conseller de Sanidad, Gobernación y Justicia y portavoz de los populares en les Corts, entre otros cargos. Fue precisamente a mediados de 2014 cuando salió del Gobierno valenciano y dejó la portavocía en el parlamento autonómico para asumir la delegación del Gobierno. El PP decidió otorgarle esta responsabilidad a pesar de que su gestión ya estaba siendo cuestionada e investigada.

Castellano ha sido la voz a la que siempre se ha podido preguntar cuando nadie en su partido daba la cara. De hecho, fue el único que dio explicaciones cuando el Consell decidió cerrar la Radio Televisión Pública valenciana. La noche electoral se convirtió en el paño de lágrimas de la todavía alcaldesa Rita Barberá, cuando en la sede de los populares la primera edil se lanzó a sus brazos buscando consuelo.

Amante de las tradiciones valencianas, practica ‘pilota’, es seguidor del Valencia C.F. y caza. De hecho, una de las investigaciones que le afectan parte de un regalo que recibió presuntamente de un compañero de “cacerías” a quien habría adjudicado contratos de la administración pública.

Su trayectoria también se ha caracterizado por su defensa de las señas de identidad impulsando una ley para protegerlas.