Colau planta a la ministra de Fomento

Barcelona

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no ha asistido al inicio de obras de una de las grandes infraestructuras pendientes en el área metropolitana: la lanzadera ferroviaria al aeropuerto del Prat. Colau ha rechazado la invitación que le hizo llegar a la ministra de Fomento, Ana Pastor. Un correo electrónico que llegó ayer a la una de la tarde, 24 horas después de que Pastor anunciara este acto públicamente.

Ada Colau ya expresó el mismo martes su malestar porque nadie del ministerio de Fomento se había puesto en contacto con su equipo para comunicarles el inicio de las obras. E incluso cuestionó que esta inversión fuese prioritaria. Hoy, para hacer patente este malestar, ni ella ni nadie del gobierno municipal asistirá al acto de colocación de la primera piedra.

Ayer desde el gabinete de la alcaldesa pidieron a Fomento si Colau y Pastor podrían mantener un encuentro corta aprovechando que hoy la ministra estaría en Barcelona. La respuesta fue que no, pero que buscarán una fecha más adelante. Poco después recibió la invitación para asistir al acto de esta tarde.

El correo electrónico que invitaba a asistir al acto de esta tarde lo recibieron también a la misma hora el alcalde de El Prat, Lluís Tejedor y el Consejero de Territorio, Santi Vila, según han confirmado a la SER fuentes de estas administraciones. En este caso, tanto Tejedor como Villa sí asistirán. La Generalitat tenía conocimiento previo de que el inicio de obras sería el mes de julio, pero de la concreción también se enteraron lunes a través de los medios de comunicación.

Aseguran quienes tratan a menudo con el ministerio que la forma de funcionar de Fomento hace que en muchas ocasiones los detalles de los actos conjuntos se les comuniquen con muy poca antelación.

La ministra de Fomento ha presidido la colocación de la primera piedra de unas obras que deben servir para unir el centro de Barcelona con la terminal 1 del aeropuerto en la que hasta ahora sólo se puede acceder por carretera. Se trata de una obra que se financiará con capital público-privado: el ministerio pagará 220 millones de euros y una empresa privada otras 75. El privado gestionará el servicio y recuperará la inversión con el dinero de los billetes.