Recibe tratamiento de radioterapia sin tener cáncer

Santa Cruz de Tenerife

El calvario de Gracia González comenzó hace ahora justo un año, tras observar un sangrado después de haber sido operada de matriz y ovarios. Tanto urólogo como digestivo del Hospital de Candelaria y el Centro de Reconocimiento de Tomé Cano le diagnosticaron un tumor en el hígado.

Las pruebas que le realizaron se las llegaron a repetir hasta cuatro veces. Y todo porque, según Gracia, "el médico quería asegurarse de lo que había visto". Pero aún así, el tratamiento de radioterapia no dejó de recibirlo.

"La metralla que me metieron", añade Gracia González, la dejó sin fuerzas, acostada en una cama durante dos meses y con una depresión. Perdió 23 kilos. Reconoce que pensó que se moría. Hasta que un día, cansada de los efectos que el tratamiento le estaba produciendo, pidió una segunda opinión médica.

La nueva especialista "me hizo nuevas pruebas y ese mismo día me dio los resultados". La sorpresa llegó cuando los resultados revelaron que lo que se pensaba que era un tumor resultó ser grasa en el hígado. Su reacción, dice, "fue de alegría y a la vez tristeza, rabia y llanto". 

Gracia González tiene ahora dos problemas: las consecuencias que éste tratamiento le está dejando -"mi cuerpo es puro fuego por el veneno que tengo dentro"- y la imposibilidad de poder denunciar por negligencia médica. El motivo: no cuenta con las pruebas que le realizaron, "todo era a través del ordenador y, como no piensas que esto te pueda pasar, pues no eres más vivo y pides una copia".