Nace el fenómeno "jankoner"
Dos vascos y un navarro han puesto en marcha el proyecto JANKON, que lleva el consumo colaborativo a nuestras cocinas. De compartir alojamiento y transporte, pasan a crear una App gratuita que facilita vender raciones de tu menú en tu propia casa y que uno o varios usuarios las compartan contigo
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MED731. MEDELLÍN (COLOMBIA), 17/10/2015.- Fotografía del 16 de octubre de 2015 de un chef que corta carne durante un mano a mano de asados entre chefs de Argentina, Uruguay y Chile en el marco de Maridaje 2015 en Medellín (Colombia). Al aire libre, frente a cuatro parrillas y como si cocinaran en el jardín de su casa, chefs argentinos, uruguayos y chilenos mostraron en un festival gastronómico en Colombia parte de sus tradiciones a través del asado, la práctica culinaria más primitiva que existe. EFE/LUIS EDUARDO NORIEGA / Luis Eduardo Noriega EFE
Bilbao
Hace un año que Gotzon Badiola, su hija y su socio en Navarra llevaban dándole vueltas a la posibilidad de trasladar el consumo colaborativo a la cocina, "a la de nuestras propias casas". Surge entonces JANKON y "hace apenas 10 días" echa a andar. Se trata de un proyecto que conjuga la comida (jan) y el compartirla (kon) con desconocidos.
La forma de hacerlo empieza descargándose la aplicación, que es gratuíta. A partir de aquí, el "jankoner solo tiene que seguir tres pasos: decir cuántas raciones de su comida (la que elija) ofrece, a qué precio y a qué hora". El usuario que tiene descargada la aplicación, "verá varias casitas en un mapa y elegirá la que prefiera, se apunta y acude a la vivienda". Una vez allí come, paga y posterirmente opina sobre cómo ha sido su menú.
De momento, según nos reconoce Gotzon Badiola, "solo consta un caso de consumación en Pamplona, pero sabemos ya que hay muchos jankoners en Donosti". Confía, además, en que "igual que en el caso de las plataformas de alojamiento compartido o en el del transporte, que en Euskadi funcionan muy bien, ocurra lo mismo con su aplicación", aunque reconoce que ésta es más atrevida. Les ha costado desarrollarla en torno a 15.000 euros "y mucho tiempo", pero "ahora empieza lo bueno". Si todo va bien, confían en poder trasladarla a Europa "en 12 o 18 meses".
