Diputados próximos a Aguirre cuestionan la estrategia de Cifuentes y piden la dimisión de Ossorio

Madrid

La decisión de Cristina Cifuentes de fulminar a Jesús Gómez de la portavocía de la comisión sobre la corrupción durante los últimos ocho años en la Comunidad de Madrid, ha destapado la caja de los truenos en el PP. Lo hace a pocas semanas del inicio de la campaña electoral y con un posible relevo en el PP en un congreso regional pendiente y que debe celebrarse en 2016.

Un sector de diputados muy próximos a la actual presidenta del PP Esperanza Aguirre, no han ocultado su malestar con la situación que se vive en el grupo parlamentario y en el propio partido. Voces muy distintas -algunos incluso enfrentados durante años- cuestionan una estrategia política que consideran equivocada para afrontar no solo la comisión sobre la corrupción sino la legislatura completa.

Ceder a las presiones de Ciudadanos o tratar de acabar con la vieja estructura del PP de Madrid, se interpreta entre estos diputados como una opción "cortoplacista", que terminará por destruir no a un sector sino a todo el partido.

Ossorio, desleal

El mensaje de Whatsapp de Enrique Ossorio, filtrado a la prensa y publicado por El Español, en el que el actual portavoz parlamentario Enrique Ossorio explicaba la intervención de Ignacio González en el comité de dirección reclamando una estrategia firme y el tono utilizado, ha elevado el clima de desconfianza hacia quien fuera consejero de Economía con Ignacio González.

Algunos diputados populares le han tachado de "traidor" o "desleal". El mensaje, dirigido aparentemente a otros interlocutores y que acabó en un grupo en el que están los diputados del PP, ha sentado muy mal a la propia presidenta Esperanza Aguirre Aguirre, que le habría trasladado este malestar a Cristina Cifuentes, sugiriéndole incluso el relevo de Ossorio en esa portavocía.

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Nervios en el "viejo" PP

El momento de esta crisis es importante. Se produce a pocas semanas de iniciarse una campaña electoral que desbrozará el camino hacia un congreso primero nacional y después regional en el que se puede producir un giro dentro del PP madrileño.

Aguirre dijo en su día que no sería presidenta, eso sí, en caso de ser alcaldesa de Madrid, algo que no ha ocurrido. Propuso también un congreso abierto, es decir, un escenario en el que Cifuentes podría tener que medirse a otro candidato o incluso candidata.

En cualquier caso este clima no favorece al partido así que en el entorno de Cifuentes, admitiendo las diferencias internas, se niega que exista una guerra y se atribuye esta situación al nerviosismo interno primero por lo que pueda salir en la comisión de investigación y segundo, por el camino que queda por delante hacia ese congreso, en el que se decidirá el control del partido pero también el del grupo parlamentario en la Asamblea.