Guerra abierta entre Carmena y Cifuentes por la EMT
La Comunidad reclama al Ayuntamiento que retire una campaña "falaz" donde se critica a Cifuentes por congelar la aportación a la Empresa Municipal de Transportes, iniciativa que en Cibeles atribuyen a una simple acción sindical
Madrid
El portavoz del Gobierno de la Comunidad, Ángel Garrido, ha reclamado este martes al Ayuntamiento de Madrid que retire de los autobuses y marquesinas de la EMT una campaña de carteles "falaz" y que contiene "mentiras" en las que se critica al Ejecutivo autonómico por congelar el presupuesto del servicio. Garrido ha asegurado que, de no retirarse la campaña tras el requerimiento de la administración regional, la Abogacía de la Comunidad de Madrid determinará las medidas a tomar.
A juicio de Garrido "hay formas de entablar debate y diálogo" que no son los medios de transporte público con una campaña "falaz y difamatoria" que, a pesar de que no lleva "ninguna firma", considera que es del "entorno de Podemos", porque su "marca blanca" gobierna en el Ayuntamiento de Madrid. "Seguramente si deja de destinar dinero a preparar equipamientos y edificios para okupas y destina ese dinero a la EMT todos saldremos ganando. Tienen que gobernar para todos y no para los fetiches ideológicos que consideran que les han llevado al poder. No creo que los madrileños estén preocupados porque los ocupas tengan un lugar mejor y sí porque la EMT funcione correctamente", apostillaba el portavoz de Cifuentes.
El gobierno municipal se desvincula por completo de esa campaña, que atribuyen estrictamente a una acción de los sindicatos. Aun así, la dirección de la EMT ya ha dado orden de que se proceda a la retirada de los folletos sin firma, “fotocopias en blanco y negro pegadas con celo”, y a la limpieza de las pegatinas, que tanto incomodan en la Puerta del Sol.
"Cifuentes y el PP de la Comunidad de Madrid ha decidido, sin contar con el Ayuntamiento, congelar la asignación a los autobuses de la EMT", puede leerse en esos folletos donde se añade: "Queremos una EMT de calidad, sabemos que es posible. No queremos que sea un arma partidista contra Manuela Carmena porque los ciudadanos salimos perdiendo".
El Ayuntamiento -añaden esos carteles- proponía una inversión de 97 millones de euros, 16,5 más que en el presente ejercicio. Y una inversión de 42 millones para poder comprar más de 100 nuevos autobuses, a pagar entre ambas instituciones, propuesta descartada por Cifuentes. El Consorcio, en cambio, aumentó el presupuesto al resto del sistema de transporte público, singularmente al Metro con un incremento del 9,30 por ciento, congelando las aportaciones a la EMT.
Paralelamente, y bajo el título "La increíble realidad" de la EMT" la web Diario del Ayuntamiento explica sus 'Diez claves para entender qué ocurre'. La Empresa Municipal de Transportes lleva tres años recibiendo una financiación inferior a sus costes operativos y se encuentra en una situación insostenible. Y como no hay nuevas inversiones, tampoco puede comprar autobuses ni hacer frente a la renovación de equipos.
La EMT se financia con los ingresos de las tarifas que pagan los usuarios, además de las aportaciones del Estado, la Comunidad y el propio Ayuntamiento. La Comunidad, que es la que más aporta al sistema, financia a todos los operadores de transporte de la región, incluso a los autobuses interurbanos privados.
El Consorcio (CRTM) viene funcionando desde hace 30 años y en 2016 el Ayuntamiento de Madrid, que aporta seis veces más que el resto de Ayuntamientos de la región juntos, aportará 28,3 millones de euros para otros operadores. Medidas como la tarifa plana del Abono Joven no serían posibles, explica el equipo de Carmena, sin la cofinanciación del Ayuntamiento de Madrid.
Los presupuestos del Consorcio, elaborados sin margen alguno de negociación, producirían un agujero en la EMT de 33 millones de euros, según el gobierno municipal. Si esos presupuestos no se modifican, el servicio de autobús bajaría un 3 por ciento, empeorando las frecuencias de algunas líneas e incluso la posible eliminación de algunas, insisten en Cibeles.