Aguafiestas

Córdoba

Decía Muñoz Molina que no hay nada peor en España que ser un aguafiestas. Lo sabe la alcaldesa, desde el 5 de enero. Ese día tuvo que hacer de madre responsable, y suspender la cabalgata, mientras los niños berreaban. Los que son padres, saben de lo que hablo.

Nuevamente la fiesta vuelve a ser un problema esta semana. No se trata de prohibir los toros, sino de dejar de pagar una subvención encubierta en forma de compra de abonos. Unos abonos que luego disfrutaban quién sabe quién. Mejor ni preguntarlo.

Y no me vengan con el parapeto de la lucha contra el cáncer, que para eso, digo yo, no hace falta una corrida. Si quieren ayudar, háganlo a través de sus impuestos. Sin tanto postureo de mantilla y sobrero cordobés. Y es que la caridad, en la mayoría de los casos, no es un acto de justicia social, sino una forma obscena de exhibicionismo.