Almas de trapo
La compañía fuenlabreña Okarino Trapisonda lleva un tercio de siglo dedicada a los títeres
La compañía se fundo en 1983 / Okarino Trapisonda
Fuenlabrada
Joaquín y Alicia, incluso antes de terminar sus estudios de Filología Hispánica, a principios de los 80, ya sabían que querían dedicarse a recuperar, y modernizar el mundo de los títeres callejeros. “Cuando empiezas tienes grandes ideales, algunos los hemos logrados, por ejemplo recuperar los títeres populares que Benavente o Valle-Inclán elogiaron”, reconoce Joaquín Amaro. Esa modernización que se plantearon iba desde elementos sencillos, como eliminar el uso de la cachiporra en las obras, tan presente anteriormente, hasta sumergirse en tendencias de teatro moderno que surgían en Europa.
Joaquín Amaro, creador de Okarino Trapisonda
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El trabajo de titiritero también se mezcla, en su caso, con el de artesano, ya que elaboran sus propias marionetas. “Tenemos nuestro taller en Fuenlabrada, por que ya no hay Gepettos”, ironiza, “y ¿quién va realizar un títere con las características que tú necesitas?“.
Pero este mundo, como el del teatro, juega con el espectador. “El público entra en la convención de creerse lo que representamos, hay quién usa una cuchara con dos pelotas de ping pong y se convierte en un personaje. Esta es la magia”.
También tuvo palabras para la ciudad que les acoge, y la labor de la concejalía de Cultura. “Fuenlabrada, por su programación, es el paraíso de los títeres”, elogia Joaquín, en relación a proyectos como el certamen Titirifuente o la oferta cultural habitual.
