Sociedad
Rosario Pérez

‘Hablando de machismo’

Firma Rosario Pérez 'Hablando de machismo'

Firma Rosario Pérez 'Hablando de machismo'

03:40

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/048RD010000000033985/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

Impresionante.

Impresionante el último programa de Salvados, en la Sexta, en la noche del pasado domingo. Impresionante la manera en que Jordi Évole consigue que sean otros, los protagonistas de cada historia, los que cuenten su verdad, sea cual sea. En esta ocasión, una verdad que parece completamente asumida por nuestra sociedad (tan democrática ya y tan presuntamente igualitaria), pero que en ocasiones, sobre todo en esas pequeñas ocasiones de la vida cotidiana, parece que molesta. “El machismo mata”: ése era el título del programa y ésa es, también, una tremenda realidad a la que, por los motivos que sea, no terminamos de encontrar remedio.

Todo el programa fue un ejercicio de buen Periodismo, y todo en él resultó esclarecedor, de principio a fin. Ahora bien, puestos a destacar algo, especialmente demoledora fue, al menos para mí, la parte del programa en que la cámara de Salvados se cuela en un instituto de Secundaria, permitiéndonos asistir como asombrados testigos a una lección poco común: la que una joven monitora, que había sufrido el maltrato de su pareja de los 15 a los 19 años, impartía a un grupo de chicos y chicas, a los que intentaba advertir acerca de los peligros de determinadas actitudes, que están tan arraigadas que a veces parecen inconscientes, y que, precisamente por eso, resultan tremendamente peligrosas.

Ni mi profesión ni mis circunstancias personales me obligan a estar en contacto con adolescentes, así que no pude evitar, en ese tramo del programa, que los ojos se me abrieran como platos. Ya sé que los datos son los que son, y que el reportaje, en ese aspecto, estaba más que documentado, pero me parece increíble que tantos chavales, algunos con más granos en la cara que pelos en la barba, vean como algo “normal” vivir pendientes de la ropa de su novia, de los amigos de su novia, y, sobre todo, del “wasap” de su novia. Ahora bien, lo que ya me parece alucinante, lo que realmente me pone los pelos de punta, es que haya no pocas chicas a las que este temprano control sobre su persona no sólo no las preocupa, sino que, al revés, parece, incluso, que las enorgullece.

Eso es lo peor. Que todavía, a pesar de que la violencia de género se haya convertido en un problema de Estado, con más víctimas, incluso, que el terrorismo, haya tantas niñas, que algún día serán mujeres, creyendo que los celos y el amor son conceptos inseparables, y que si tu chico te espía el móvil, o te pregunta a qué hora llegaste anoche, es, simplemente, porque te quiere.

Por eso, en ésta, como en tantas otras cosas, la única solución duradera tiene que acabar llegando de la mano de la Educación. Sólo así será posible la utopía de construir una sociedad en la que nadie se crea con derecho alguno sobre nadie, y en la que la palabra “amor”, tan mal usada en ocasiones, no sea siempre la excusa que todo lo justifique. Una sociedad en la que el “hasta que la muerte os separe” llegue a ser sólo una frase obsoleta, carente de sentido, puesto que en una unión libre y voluntaria nada debe ser, forzosamente, para siempre, sino para el tiempo, poco o mucho, que a ambas partes compense…. ¿Que a veces se produce el milagro de que ese tiempo acaba siendo infinito? Pues mire usted que bien… pero sin imposiciones, sin que nadie se sienta con derecho a exigir, ni nadie con la obligación de aguantar.

Sé que es difícil que ese día llegue, pero nada es imposible. Mientras tanto, programas como el de Jordi Évole y testimonios valientes como el de Marina, la monitora que protagonizaba parte del reportaje, seguirán siendo tremendamente necesarios.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00