Come, reza, ama, dimite

A Coruña

Este domingo, justo a la hora en la que las parejas más asentadas comían con padres o suegros, y que las parejas menos asentadas se dejaban llevar por las flechas de cupido, la lideresa Aguirre presentaba su dimisión.

Esto sería un notición si no fuera porque no es la primera vez que dimite y quién sabe si será la última. Las dimisiones de Esperanza Aguirre son como la muerte de Chanquete, nunca sabes cuando vendrá la siguiente, pero acaba llegando.

En ese momento yo estaba sufriendo el temporal que azotó las costas gallegas durante este fin de semana, y delante de mi, el tremendo boquete ya casi reparado de la playa de Riazor. Mientras escuchaba la rueda de prensa de Aguirre, allá en la calle Génova 13, un rayo de luz iluminó el mar y durante un par de horas el sol volvió a brillar en esta orilla del atlántico. Coincidencia, no lo creo.

Con respecto a las dimisiones de políticos, bienvenidas sean, siempre que lleguen a tiempo y sean justas. Con respecto a los temporales que azotan las costas, que se contengan un poco y en lugar de azotar, que pellizquen. Y con respecto a las parejas que ayer celebraron San Valentín, aplíquense lo mismo que acabo de decir de los temporales y las costas.

San Valentín, a partir de ahora, San Valentín y Aguirre, es una de esas fechas anuales que polariza a la población. De una parte están los amantes, las parejas que celebran el amor una vez al año, los departamentos de marketing de los grandes almacenes y algún que otro soñador en peligro de extinción. Estos celebran San Valentín, se hacen regalos, se dan a las artes amatorias y consiguen una simulación en diferido de algo que, según ellos, se aproxima a la felicidad.

Y luego están los otros, los detractores, las parejas pragmáticas, los modernos, y por supuesto, los singles. Un single es la forma moderna de llamar a los solteros de toda la vida. Cuando te cambias el estatus a uno en escrito en inglés da como caché. Decir “estoy soltero” es asumir un fracaso. Decir “no, es que soy single” suena a que estás solo pero porque quieres. Además los singles se alían entre ellos y hacen reuniones y fiestas de singles, mientras que los solteros miran la lluvia caer tras la ventana y ponen a Alex Ubago de fondo.

En cualquier caso, tanto los amantes como los odiantes de San Valentín disfrutan de este día de una u otra forma. Unos amando y otros odiando. La eterna dicotomía.

Y en medio de todos, la ex lideresa Aguirre, que se salta los protocolos, la misa y el cocido del domingo para decir que se va, pero solo un poquito, porque deja la presidencia, pero se queda en la concejalía. El perro del hortelano.

El perro del hortelano y los amantes de Teruel, tonta ella y tonto él. Un consejo y una petición final: Ámense todos los días del año, que es gratis, y si tienen pensado dimitir, dimitan en día laborable, por favor. Qué duda cabe.