‘¿Vuelta... a las urnas?’

La Línea de la Concepción

La incapacidad de nuestros políticos, los de siempre y los nuevos, para alcanzar un pacto que permita gobernar este país parece que nos llevará, casi con total seguridad, a la convocatoria de unas nuevas elecciones el próximo mes de junio.

Coincidiendo con el mes de los exámenes, los españoles nos veremos obligados a acudir de nuevo a las urnas, a pesar de que el pasado mes de diciembre ya transmitimos un mensaje que, por desgracia, los políticos ni han sabido interpretar ni materializar. O quizás no han querido interpretarlo, porque si algo subyace en el actual vacío de poder es que los intereses partidistas han primado por encima de lo más importante: los intereses ciudadanos.

Todavía son muchos los votantes socialistas que no entienden por qué su partido se ha empecinado en el pacto con un partido con el que no parece tener demasiado en común, o quizás sí, y que antes de los comicios era visto como una marca renovada del Partido Popular. Hablamos de Ciudadanos, claro está. Esos mismos votantes se preguntan también si la fuerza que ha demostrado en ocasiones Pedro Sánchez durante los últimos meses se ha terminado diluyendo en las presiones de partido y en el empuje de una Susana Díaz, que se frota las manos ante el fracaso de su secretario general de llegar a la Moncloa.

Entiendo que Pedro Sánchez siempre confió en poder pescar el apoyo de Podemos, que tampoco ha estado a la altura de las circunstancias. Tras caer en el reparto de sillones que tanto había criticado, al partido de Pablo Iglesias le han pasado factura sus problemas internos, sus compromisos nacionalistas y su malestar por no haber sido la primera opción de los socialistas para pactar.

A pesar de sus evidentes diferencias ideológicas, los aires frescos y renovados de Podemos y Ciudadanos que durante la campaña no parecían tan lejanos ni siquiera se han rozado la mejilla tras el 20 de diciembre. Ni siquiera lo han intentado.

PSOE, Podemos y Ciudadanos podrían haber promovido un necesario cambio político en este país y, sin embargo, han optado por centrarse en aquello que les separa, lo que nos llevará de forma irremediable a la repetición de unas elecciones que, para colmo, podrían mejorar los resultados obtenidos por el PP a finales de 2015 a pesar de las Ritas, Gúrteles y otras corruptelas y a pesar de haber dejado a medio país en la cuneta durante la crisis.

Cuando la convocatoria de los nuevos comicios sea una realidad, ya no habrá vuelta atrás. Y tampoco valdrán las excusas o lanzar la pelota al tejado de enfrente. Estos partidos serán cómplices de perpetuar al PP, el partido al que pudieron desahuciar de La Moncloa, usando así su misma medicina, pero no quisieron.