Todo es relativo

Córdoba

De aquí a un mes me voy a descubrir Berlín unos días. Para los que me conozcan, no les sorprenderá, porque ya saben lo que me gusta escaparme a tomar aire fresco. La novedad es que esta vez, vamos a explorar una nueva forma de viajar: intercambiando casa. Bueno, no lo hemos hecho nunca y ahí vamos. Tras un año teniendo contacto con este tipo de alojamiento por motivos laborales por fin, vamos a experimentarlo.

 Ahora, cuando cuento esto, siempre surgen muchas preguntas.

• ¿No tienes miedo de meter a unos extraños en casa? - Bueno, ellos también tendrán miedo de meter a unos extraños en la suya. Nos estamos conociendo.

• ¿Y no piensas que pueden destrozarte la casa? - Bueno, yo no se la voy a destrozar a ellos, así que espero que ellos no me la destrocen a mí.

• Pero, ¡es tu intimidad! - Bueno...un sofá, unas camas, una tele, unas sillas, una vitrocerámica...si a eso le llamas intimidad...Mi intimidad la forman los recuerdos que he vivido en mi casa con mi familia, y los que voy a vivir en Berlin con mi familia también.

• ¿Estás loca? - Sí, por confiar en la especie humana

Pero las mejores preguntas de todas son:

Mamá, ¿vamos a tener un montón de juguetes en la casa de Berlín con la que jugar? - Sí, tendréis un montón.

Pero mamá…¿ellos van a jugar también con nuestros juguetes? ¿Con todos los que tenemos en casa? - Sí, ellos van también a jugar con TODOS vuestros juguetes

Y sus caras no tienen precio.

Os aseguro que es una de las mejores formas de aprender a compartir y a cuidar de lo ajeno que he descubierto.

Porque sin duda, todo es relativo.