Billete para soñar con el ascenso

Alicante

Si fuera fácil, no sería el Hércules. Podría ser un principio científico pese a que va en contra del principio sobre el que se sustenta el fútbol, el de que todo está por escribirse porque cada partido es distinto y una jugada, o quizá el aleteo de una mariposa en Japón, lo cambia todo. En el Hércules, el sufrimiento es una constante que se repite. Se logre o no, se sufre.

No fue distinto ante el Olot, que venía al Rico Pérez a jugarse la vida, la supervivencia en la categoría, y vendió cara su piel. El partido pudo acabar de forma más plácida para los blanquiazules si hubieran aprovechado alguna de sus ocasiones para rematar el choque. O en decepción absoluta si hubiera sido el rival el que hubiese hecho diana. Al final un gol, y esa sensación de intranquilidad hasta casi el final.

La puesta en escena de los locales fue la acostumbrada, dominando y combinando para poner cerco a la puerta rival. Con arreones y ocasiones que hacían pensar que la única duda ante el gol sería el cuándo. El conjunto catalán mientras esperaba atrás a que el partido decayera. Y lo hizo. Tanto que en el tramo final Chema evitó primero el susto y luego Musa la mandó fuera cuando las gradas ya se habían congelado.

Tenía que mejorar el Hércules en el segundo acto y lo hizo de la mejor forma posible. Nada más comenzar Álvaro hacía un gol de bandera que rompía el plan rival y destaba la euforia en el herculanismo. El equipo, hasta casi el final, fue segundo. Un gol del Reus en los últimos minutos le devolvería a la tercera plaza. Mainz pudo sentenciar pero no tuvo su día en la definición, ni tampoco Javi Flores. Así que tuvo que ser Chema el que evitara un gol de Sana  que habría dejado helado el coliseo blanquiazul.

Pero nadie acertó y el partido murió con la sensación de que al partido del Reus le habían sobrado unos pocos minutos. Cuatro equipos estaban ya clasificados para la promoción y ahora sólo queda decidir el orden. El Hércules mantiene la fe en los tropiezos ajenos, que es también la mejor forma de mantener la ambición y no meterse en un charco en las islas. Llegue en la posición que llegue, el equipo transmite la sensación de que todo es posible este curso. Con sufrimiento, como siempre, pero posible.