El Madrid del fútbol y el Atleti de las fábulas

Madrid

Dos años después de aquella mágica noche de Lisboa, Real Madrid y Atlético se vuelven a encontrar en Milán. Otra final de Champions. Otro derbi de madrileño. Otro partido que volverá a congelar el mundo durante dos horas y que convertirá a la capital de España en el referente futbolístico. En los banquillos de San Siro dos entrenadores, leyendas en sus respectivos clubes, con estilos diferentes pero ambos igual de válidos porque al final lo único que cuenta es el equipo que levanta La Orejona. Y ese fue el Madrid en Da Luz, en una final que jamás tendrá revancha. No la tendrá porque el fútbol no da una segunda oportunidad, porque cada encuentro es diferente y porque La Décima reposa en casa junto a sus nueve hermanas. Familia que ya espera a un nuevo miembro, o miembra que dirían los modernos, en la sala más visitada del museo del Santiago Bernabéu.

El Real Madrid ya huele la sangre. Sabe que un nuevo golpe al Atlético aumentaría el dolor por aquel cabezazo de Ramos en el minuto 93. Sería meter el dedo en una herida que permanecerá abierta eternamente. Una Champions que viajó de Neptuno a Cibeles en un pestañeo. Un truco de magia solo al alance de los grandes ilusionistas. Creer, eso es el madridismo. Porque tras un annus horribilis el monstruo ha despertado, y es que nunca se puede dar por muerto al Madrid. Con Ancelotti se vivió un segundo año de decadencia y Benítez se encargó de anestesiar al madridismo, pero llegó Zidane el pasado enero y sonó el despertador. Una inyección de vitamina B12 contra la resaca en la que se había envuelto el conjunto blanco tras los festejos de la última Champions y del Mundial de Clubes.

Literatura y fútbol

Zidane tiene la mística de los elegidos. Fue el héroe de La Novena y La Décima no llegó hasta que volvió a estar sobre el césped, aunque esta vez fuera como ayudante de Ancelotti. Ahora La Undécima puede llevar su sello tras revitalizar al Madrid en solo cuatro meses. Hay personas que nacen con estrella y en ese grupo está destacado Zizou. Al servicio del general galo en la batalla de Milán estará Cristiano, el Di Stéfano del siglo XXI. El portugués y su hambre insaciable. Un goleador único. Un jugador irrepetible. Un Dios entre mortales.

Por su parte, Simeone ha devuelto al Atlético a su lugar histórico. Aunque el Madrid amenaza con convertirse en la kriptonita de sus superpoderes al igual que ya le sucedió a Torres, el otro gran emblema rojiblanco en San Siro. Durante los últimos años los rapsodas han dedicado sus poemas al Atleti. Se han deshecho en elogios al arte de la guerra y han predicado en cada micrófono sobre el mal llamado equipo del pueblo. Mentiras edulcoradas por su antimadridismo rancio. El Atlético tendrá las fábulas, pero el Madrid tiene al fútbol. Y es que en la literatura se puede esconder la verdad hasta que las matemáticas te pegan un bofetón de realidad. El Real Madrid y el Atleti saltarán al césped con 10-0 en el marcador.

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