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SER SALUDABLE

¿A qué edad puede correr un niño una carrera popular?

Analizamos seis claves que los padres deben tener en cuenta para que sus hijos realicen actividad física

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Valencia

 El ejercicio físico es una fuente de salud, pero para que sus beneficios perduren en el tiempo debe convertirse en un hábito. Esto empieza en las edades más tempranas, en la niñez. Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), cerca del 12% de los niños entre 5 y 14 años no realiza ejercicio físico, una tendencia que no solo afecta a la infancia, sino que continúa al alza en la vida adulta y llega a superar el 45% entre los jóvenes de 15 a 24 años.

 Existe una gran evidencia científica en torno a los beneficios que la actividad física tiene para la salud. Con la incorporación del ejercicio físico en la rutina diaria, un niño reduce el riesgo de padecer obesidad, mejora su condición física, cardiovascular y ósea, su rendimiento escolar y su estado anímico, además, reduce el riesgo de enfermedad por cualquier causa en edades más avanzadas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños y jóvenes de 5 a 17 años inviertan como mínimo 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa. Repasamos junto al pediatra Rafael Navarro, del Consultorio Auxiliar Juan Llorens, cinco puntos a tener en cuenta a la hora de fomentar la actividad física en la infancia:

 1. Beneficios. Un estilo de vida físicamente activo marcado por la práctica de actividad física es bueno desde el punto de vista de la salud para prevenir enfermedades crónicas muy frecuentes en la edad adulta como la obesidad, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, los problemas músculo-esqueléticos y los problemas de salud mental. Practicar deporte desde la infancia mejora la capacidad física y la autoestima, pero además ayuda en otras áreas importantes como la socialización (deporte en equipo), la motricidad, la capacidad de aprendizaje. Todos aquellos hábitos que inculquemos a nuestros niños desde sus primeros años se mantendrán más fácilmente en la edad adulta.

 2. Un tipo de ejercicio para cada edad. La mayoría de estudios planteados sobre el deporte y la infancia se realizan a partir del inicio de la escolarización obligatoria (6 años). Pero la actividad física debe comenzar desde el periodo del lactante. Así para cada edad hay una actividad aconsejada:

  • En el periodo del lactante: con movimientos de brazos y piernas, masaje, buscar y coger objetos, girar la cabeza, tirar, empujar, gatear, ponerse de pie y andar.
  • Hasta el inicio de la escolarización obligatoria (5 años): andar, ir en bicicleta, columpiarse, correr o saltar, entre otros.
  • En escolares y adolescentes (6-15 años): desde el grupo de “Actividad física de la Asociación española de Pediatría” se aconseja la realización de una actividad física moderada o vigorosa de un mínimo de 60 minutos. Se combate el sedentarismo incorporando actividades físicas a la vida cotidiana, como ir al colegio andando, subir a casa por las escaleras, limitar el uso del ocio pasivo de pantallas y consolas.

 3. NO a la especialización temprana. El niño debe ir descubriendo los diferentes tipos de deportes y en base a esas experiencias elegir el que más le guste. Debe ser vocacional, si no, no se motivará. Recordemos que la mayoría de nuestros jóvenes practican un deporte porque les gusta. No es nuestro objetivo inicial formar deportistas profesionales”.

Lo esencial es tener clara la importancia de la actividad física y el deporte. La elección debe marcarla el niño, no los padres. Es curioso observar como a partir del inicio de secundaria y coincidiendo con la adolescencia desciende el porcentaje de niños que practican algún deporte. Además de por el ritmo de vida que les imponemos en cuanto a horas de estudio, actividades extraescolares (idiomas, informática, taller de deberes), una de las razones es su libre elección. Si no están motivados abandonarán más fácilmente la práctica deportiva, sin olvidar que vivimos en la era del ocio en pantalla.

 4. Las carreras populares. Si nos atenemos a lo estrictamente legal, según el reglamento guía para organizar carreras populares de la Federación de Atletismo de la Comunidad Valenciana (Septiembre 2015) se organizarán a partir de benjamines, unos 8-9 años, agrupados por categorías (benjamín, alevín, infantil, cadete, juvenil y junior). Las pruebas estarán acondicionadas a las capacidades para cada edad. La resistencia de un niño no es la de un adulto, las zancadas de un niño tampoco. Por ello se limitan las distancias a recorrer. En principio, teniendo en cuenta los mismos consejos que en los adultos sobre la regularidad en la práctica deportiva, la preparación física, el entrenamiento y calentamiento adecuado no existirían limitaciones por edad, es decir, salvo patologías conocidas, un niño podría correr en carreras acondicionadas a su capacidad teniendo en cuenta distancias, horas solares y correcta hidratación. Además puede integrarse en el ocio familiar, compartir desde la familia este tipo de actividades deportivas es muy recomendable. Atendiendo al tema del riesgo y la actividad deportiva, los desfibriladores son importantísimos porque salvan vidas, pero cualquier persona que conviva con niños debe estar entrenada en la práctica de unas maniobras esenciales de reanimación básica. Desde ahí los pediatras y los centros de salud tenemos mucha labor que hacer.

 5. El problema de las niñas. Las niñas abandonan antes y también practican menos deporte. El estudio Los hábitos deportivos de la población escolar española observa que prevalecen los estereotipos de género. Un estereotipo masculino que se asocia a la competitividad, el liderazgo, la fuerza y la resistencia, mientras que el femenino lo hace a la dulzura, la empatía, la expresión y la colaboración. En este sentido, y utilizando las propias palabras de Victoria Macías en su tesis sobre los estereotipos y el deporte femenino: ”El deporte no tiene género intrínsecamente. Las definiciones de masculinidad y feminidad han sido impuestas socialmente sobre las actividades deportivas”. Así el estudio rebela que los tres deportes más practicados por los chicos son el fútbol, el fútbol sala y el baloncesto, y por las chicas la danza, la natación y el baloncesto.

La presión del entorno puede interferir significativamente en la perpetuación de estos estereotipos. Son problemas culturales complejos. Hay que fomentar la educación desde muy pequeños en valores de igualdad de oportunidades. Es importante la motivación desde una edad temprana.

 6. Un arma contra el sobrepeso. El sobrepeso y la obesidad constituyen uno de los problemas más importantes ya que su alarmante aumento ha llegado a denominarse por la propia Organización Mundial de la Salud como la “epidemia del siglo XXI”. En España, de cada 20 niños cinco tienen sobrepeso y cuatro son obesos. Descartando las causas patológicas (endocrinológicas, hereditarias, metabólicas) la causa más frecuente es el desequilibrio entre el ingreso y el gasto. Por ello es básico controlar lo que se ingresa y aumentar el gasto. Los niños en este tema tienen una ventaja frente a los adultos: si dejan de engordar, como siguen aumentando en su altura, normalizan el índice de masa corporal. Es decir un adulto no crece, por lo que necesariamente debe perder peso. Un niño, a no ser que se trate de una obesidad mórbida, puede plantearse controlar su alimentación para no engordar, no para perder peso. Como seguirá creciendo, se estilizará e irá normalizando el índice de masa corporal, que es el parámetro que nos sirve para diagnosticar un sobrepeso-obesidad.

Respecto al papel de la actividad física, es fundamental. Hay que empezar desde pequeños. Hay que interiorizar actividades de la vida diaria que supongan gasto (andar, subir escaleras...), hay que huir del exceso de actividades de ocio sedentarias (por ejemplo, ir al cine con palomitas y refresco puede suponer ingresar en una actividad totalmente sedentaria unas 600 calorías) y, por último, practicar un deporte que motive, guste, ayude a mantener una vida saludable, permita mantener relaciones sociales y mejore la calidad de vida de nuestra población pediátrica.

 Sara Tabares, directora de Performa Entrenadores Personales (www.performa.es)

 
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