Sociedad
INMIGRACIÓN

El entierro de los invisibles

Esta mañana fueron enterrados en El Aaiún los doce cuerpos que devolvió el mar después de que una patera naufragara. Fueron llegando durante varios días consecutivos a la orilla. No fueron identificados aunque algunos de ellos tenían familiares en territorio marroquí.

El entierro de los invisibles

Esta mañana a las afueras de El Aaiún (Sahara Occidental) se procedió al entierro de los cuerpos que fueron devueltos por el mar tras el naufragio de una patera el pasado mes de mayo.

Las Palmas de Gran Canaria

La nublada mañana de este miércoles, cerca del río, a las afueras de El Aaiún, se procedió a la sepultura de doce personas, que devolvió el mar tras el naufragio de una patera. Pudo ser una mañana cualquiera, como la de este miércoles. Un reducido grupo de personas -sanitarios y gendarmes en su mayoría- procedieron a un escueto entierro, sin familiares ni conocidos presentes. Todos eran de origen subsahariano y tienen en común que iban a bordo de la misma barquilla, cuando esta quebró y se la tragó el mar. 

Se conocen pocos datos de las personas que devolvió el mar sin vida. Entre ellos había tres niños, de Guinea Conakry. Eran tres menores de edad que dejaron constancia de que partían hacia Canarias. También había un camerunés y el resto, en su mayoría, procedían de Costa de Marfil. 

La patera por la que habían pagado salió el 12 de mayo desde Cabo Bojador pero se quebró poco después. Los cuerpos de los fallecidos fueron apareciendo durante varios días: el primer día aparecieron dos. Y una semana después arribaron a la arena una decena. 

No se sabe la identidad de las personas fallecidas, pero sí, tras identificar a los supervivientes, se saben quiénes son los desaparecidos. Algunos de ellos tenían familiares en territorio marroquí, al norte del Sahara Occidental, pero que no se han podido visibilizar ni acudir al entierro, al estar en una situación irregular y tener miedo a una posible detención.

Los cuerpos quedaron irreconocibles tras días en el mar y habría que hacer un test de ADN, pero en Marruecos "es inviable", admite Helena Maleno, de Caminando Fronteras, organización que sigue de cerca los procesos migratorios en el país alauita. "Al entierro no ha asistido ninguna persona cercana. Solo estaba la gendarmería, un imán y autoridades sanitarias", dice Maleno.

 
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