Sociedad
Juan Barreno

‘Lola Manteca’

Un recuerdo a la desaparecida Lola Manteca, periodista e impulsora de la academia de baile Adagio en Algeciras.

Firma Juan Barreno, 'Lola Manteca'

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Algeciras

El pasado viernes día 9, nos despertamos con la triste noticia del fallecimiento la noche anterior, tras una larga enfermedad, de Lola Manteca, la propietaria y fundadora del centro de danza Adagio, situado en el callejón del muro de Algeciras. Lola no ha sido una desconocida para la gente de la ciudad, a pesar de que cuando le entregó el Ayuntamiento el reconocimiento de mujer empresaria del año 2009, dijo literalmente “lo que hago es tan a puerta cerrada, que no pienso ni deseo que nadie se acuerde de mí, solo mis alumnas”, eso lo ha conseguido sobradamente, pero no solo son sus alumnas quienes se acuerdan de ella, también los padres de sus alumnas le deben un gran reconocimiento, por lo mucho que ha aportado como complemento a la educación de nuestras hijas, y de nuestros hijos cuando acompañaban a sus hermanas y veían el trato que recibían y la felicidad con la que salían de sus sesiones de baile.

Lola Manteca nació en Madrid, pero cursando estudios universitarios de periodismo, donde se licenció, conoció a un algecireño con el que se casó y fue la puerta de entrada para vivir en nuestra ciudad hace más de 37 años. A medida que fue haciéndose algecireña no pudo elegir un lugar más castizo y con más solera de Algeciras, como es el callejón del muro, para la instalación de su academia de baile, a la que puso el nombre de Adagio. Por esta academia han pasado varias generaciones de niñas, conozco amigas con más de 50 años, la misma edad que ella, que empezaron con ella y actualmente tenía niñas en su academia, hijas y nietas de las que ya estuvieron anteriormente. Lola era la sonrisa, la amabilidad, el buen comportamiento, el cariño, la belleza, la educación, todo ello personificado. Estos valores supo transmitirlos a sus alumnas, en una labor pedagógica que en ocasiones resultaba de gran ayuda, sobre todo en las edades difíciles de la adolescencia, que los padres siempre hemos sabido reconocer y agradecerle de por vida.

Siempre digo que estas personas con tanta calidad humana no son de este mundo y por eso mueren jóvenes, formando parte sin duda de algún lugar donde abunde la gente de buen corazón. Su muerte se lleva todo lo que no fue, pero nosotros nos quedamos con lo que tuvimos y tanto nos enriqueció. Lola fue como una estrella fugaz en su andar por este mundo, pero su llama indeleble nunca se apagará, nunca morirá en nuestros corazones, porque es eterna por las acciones que en vida realizó y por las que siempre la recordaremos con cariño.

Sería bueno que el Ayuntamiento tuviera un reconocimiento hacia esta mensajera de la felicidad, que pudimos disfrutar en Algeciras. Fin de fiesta, como a ella le gustaba cerrar los festivales que organizaba a final de curso en el teatro Florida, con esta canción de la marcha Radetzky, del concierto de año nuevo en Viena, de Strauss. Descanse en paz, pero seguro que allá donde se encuentre en el otro mundo, habrán ganado con su presencia.

 
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