'Que no, que no me muero', la novela gráfica que rezuma vida
María Hernández Martí cuenta a través de su alter ego, Lupe, cómo afronta su día a día una mujer de 38 años, con pareja, trabajos pendientes de que le paguen, una perra, padres, hermanos, amigos... y un cáncer con el que convive temporalmente
'Que no, que no me muero'
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Santa Cruz de Tenerife
Lupe es una mujer de 38 años a quien han diagnosticado un cáncer de mama. Sin embargo, es mucho más que eso y, añadiendo esa dificultad extraordinaria a otras mucho más cotidianas y presentes en la vida de casi todos, tales como desavenencias familiares o problemas de dinero y de trabajo, asume que "El tiempo que uno tiene es justamente ahora". Así, una rebelde declarada como María Hernández Martí (Las Palmas de Gran Canaria, 1970) utiliza magistralmente a su alter ego para recopilar las pequeñas historias de su día a día, condicionado, pero que no gira en torno a la enfermedad, en una novela gráfica bellamente ilustrada por el ganador del premio Autor Revelación en el Salón del Cómic de Barcelona de 2015, Javi de Castro (León, 1990). Lleva por título 'Que no, que no me muero', probablemente la respuesta que más veces ha tenido que ofrecer la autora cuando, al conocer que padece cáncer, la gente congela su sonrisa o incluso se desmorona en frente de ella. "En general reaccionan mal. Pasa bastante. Te ves en la tesitura de tener que consolar a los demás de tus problemas y desgracias, porque se afectan mucho y se descomponen terriblemente por tu enfermedad; así que tú tienes que decirle: 'Tranquilo, que no pasa nada, no voy a morirme ahora mismo' cuando la prioridad, si teóricamente fuera necesario, no es consolarte a ti, sino tú a mí".
Desde ese espíritu inconformista y luchador, Lupe se pone el mundo por montera y se empapa de calle porque "tenía la extrema necesidad de normalidad. El cuerpo le pide estar tirada en el sofá todo el día viendo Bob Esponja, porque sus personajes están siempre contentos y riéndose. Pero estar tirado en el sofá te debilita y cuando quieres salir no puedes ni con tu alma". Además de que Termita, su perrita alegre y curiosa, la obliga, sabía que abandonarse era perder la partida y no rehúsa a sus paseos por el Parque García Sanabria de camino al Hospitalito. Por el libro desfilan multitud de personajes, ya sean de paso o no, que desdibujan su mundo: Domingo con su Bilblia y las palomas, Josefinita con las largas quimioterapias compartidas o ese Señor Muy Alto y Muy Serio a quien Javi de Castro siempre representa sonriendo, que le customizó una mascarilla pintándole "unos colmillos de vampiresa ensangrentados" y que protagoniza uno de los momentos más divertidos del libro, al apoyar el entierro vikingo que Lupe le propone, pidiendo, como viudo, "poder llevar el casco".
'Que no, que no me muero' se distribuye a lo largo de capítulos organizados por las letras de los abecedarios. Cada una alude a un episodio vivido con la sencillez y el sentido del humor de "una mujer normal" que huye de la etiqueta de heroína por "hacer cosas normales". El cáncer es una circunstancia y está presente sin dramas. En este sentido, María Hernández apunta: "Mi teoría es que uno es la misma persona que era antes de enfermarse. La enfermedad le sube el volumen a lo que tú eres de fábrica". Lupe-María, María-Lupe viene de fábrica decidida, fuerte y sarcástica, así que huyó de escribir un libro en el que "le diga a nadie lo que tiene que hacer, porque yo aborrezco que me digan lo que tengo que hacer. Y me han dicho muchas veces cómo tengo que hacerle frente al cáncer".
Lupe, ya convertida en un personaje que deja sed de más, podría ser parte de un nuevo trabajo de María Hernández. O no. Material, admite la autora, tiene para escribir. Lo que sí descarta es que lo próximo que haga "transcurra en hospitales".