Las toallitas estriñen las tuberías de Madrid

Fuenlabrada

El gesto se ha convertido en habitual en los últimos cinco años: usar una toallita húmeda para nuestra higiene personal y luego tirarla por el retrete. El problema es que muchos de esos productos no son biodegradables y los que lo son tienen un periodo de desaparición natural muy lento. La consecuencia es que las comunidades de vecinos y el propio Canal de Isabel II tienen que lidiar con terribles atascos provocados por la acumulación de toallitas.

El año pasado este organismo retiró 27.000 toneladas de residuos en general, un 20% más que en años anteriores, aumento del que se culpa a ese producto.

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“Uno de los problemas es el etiquetado que invita a tirarlo por el inodoro, cuando no son biodegradables para los tiempos que manejamos. No son como el papel higiénico, que es celulosa, ya que llevan muchas fibras sintéticas”, explica Miguel Ángel Gálvez, subdirector de depuración del Canal.

“Hay que concienciar de que el primer perjudicado es el que la tira, porque atasca sus propias bajantes”, apunta y reclama que no se inculque a los niños esta costumbre cuando empiezan a ser responsables de su higiene personal.

Entre las soluciones, además de la concienciación, se reclama un mejor etiquetado. “El echar productos disolventes puede ser incluso contraproducente porque añadimos más productos químicos al agua”, recalca.

En el organismo, donde se reconocen “desbordados”, se preparan para un posible gran atasco en los próximos meses. “Tenemos miedo a septiembre, después de un tiempo sin llover, porque las toallitas se están acumulando y cuando lleguen las primeras lluvias se van a vivir avalanchas que terminarán atascando y parando algunas depuradoras”.

Aquí entra en juego el trabajo directo, “con riesgos”, del personal de la empresa, con el uso de maquinaria pesada.