Genera, perdona y... colista

Valencia

No voy a ser muy original para empezar esta crónica. Voy a acogerme a un dicho popular que reza que "el que perdona termina perdiendo". Claro que hay otro que indica totalmente lo contrario, ése de "tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe", pero este último no lo podemos aplicar al Valencia, porque el Valencia no rompe nada. Tiene como miedo a romper las redes de la portería rival porque desperdicia una y otra vez ocasiones clamorosas para destrozarla. Así que nos tenemos que quedar con el primero de los dichos, porque tanto perdonó el Valencia en Ipurúa que al final se volvió de vacío.

Y ya van dos partidos muy parecidos. Estaba seguro que Pako Ayestarán iba a decir en la rueda de prensa posterior a la derrota lo que dijo: "Jugando como hemos jugado tanto contra Las Palmas como contra el Eibar, de cada diez partidos ganamos ocho y perdemos dos; y justo se han dado esas dos derrotas". Y yo estoy muy de acuerdo con él. Creo que el Valencia ha merecido ganar, y bien ganados, los dos partidos. Que el resultado del choque de hoy al descanso fuera de empate a cero es obra tan sólo de un milagro. Bueno, de un milagro para el Eibar y de una puntería lamentable de los delanteros del Valencia. Primero Rodrigo horrible en la definición en dos acciones clarísimas, pero luego Santi Mina horripilante en dos ocasiones clamorosas a puerta vacía. Esas cuatro y un remate de cabeza de Abdennour que estaba casi dentro y que salió fuera al final, fueron bagaje suficiente para que el Valencia se hubiera ido al descanso con el partido sentenciado a su favor. 

Pero no fue así. El fútbol tiene estas cosas y por eso es tan grande; porque no siempre gana el que más lo merece y eso es lo que le ha pasado al Valencia en las dos primeras jornadas. Ahora bien, hay que tomar nota de lo que falla. Porque si terminas perdiendo es porque hay cosas que no se han hecho bien. En el primer partido se demostró que a este equipo le hacen falta dos centrales como el comer. Dos centrales de garantías que jueguen juntos el máximo número de partidos posibles. Y en este segundo partido se ha demostrado que a este equipo le hace falta como el comer un delantero rematador. Un 'killer' de área. Quedan pocos días para que se cierre el mercado. Dinero hay mucho, una vez se materialicen las ventas de Alcácer y Mustafi. Tiempo no hay tanto. Pero si este equipo quiere aspirar a luchar por quedar entre los cuatro primeros tiene que traer esos tres refuerzos sí o sí. Garay me vale como uno de los centrales de referencia. Munir no me vale como depredador de área. Acierten, por favor.