Farruquito tocó la gloria

Sevilla

Las 1.800 personas que abarrotaban el Teatro de la Maestranza aplaudieron hasta dolerles las manos. Farruquito ponía en pie a unos espectadores sorprendidos por la calidad del baile, pero también por un gran intérprete de los sentimientos.

Su última apuesta: Baile Moreno, en homenaje a su padre, ha dejado al descubierto una cualidades escénicas de un bailaor que lleva el flamenco como parte de su ADN. El arrojo en el duelo que mantuvo con la familia del Farruco, en su papel del Moreno, al compás de una bulerías, la alegría en la boda y la pena, a través de una soleá a la muerte del padre, hicieron de Farruquito un intérprete de los sentidos.

El bailaor hizo un repaso de las alegrías y tragedias de su estirpe, centrada en su padre y su muerte temprana. Hubo boda, bautizo, muerte y funeral. Y todo con continuas miradas al cielo, brindado su trabajo al Moreno. Sin embargo el final era la esperanza de un niño sin padre, convertido con el tiempo en un padre con un hijo que también salió al escenario para alegría del personal.

La noche, el Baile Moreno, fue de nota