Sin perdón

Gijón

Fue lo mismo, pero no fue igual. El Sporting endosó ante el Barça el mismo marcador que una semana antes contra el Atlético de Madrid, pero la imagen fue diferente. Aunque este equipo sigue teniendo lagunas, comete errores gruesos y está en fase de adaptación, al menos dejó una imagen decorosa y se mostró competitivo en algunos momentos del partido. Es verdad que el Barça ofreció una versión edulcorada, sin Messi, sin Iniesta, sin Rakitic y con un fútbol parsimonioso, pero algo de mérito habrá que darle al buen trabajo del Sporting en los primeros 25 minutos. Al final, el Barça no perdona y en El Molinón mostró su cara más eficiente, transformando en gol prácticamente todos sus disparos a puerta.

Los rojiblancos salieron intensos, con un planteamiento valiente por parte de Abelardo y una alineación que, salvo matices, es la que hubieran hecho todos los sportinguistas. Podía llamar la atención la presencia de Lora como lateral izquierdo, jugando Lillo en la derecha y los dos laterales zurdos de la plantilla en la grada.

En los primeros minutos los sportinguistas presionaron muy bien e incluso lograron lo impensable: arrebatarle la posesión al Barça. El Sporting no generaba excesivo peligro, pero los de Luis Enrique tampoco: en los primeros 20 minutos solo amagaron con un lanzamiento de falta de Neymar que se estrelló en la barrera.

Stegen se pasa de frenada

No estaba fino el Barça, pero el Sporting no lo aprovechó. Y eso que Ter Stegen le ofreció un regalo a su rival, al tocar el balón con la mano fuera del área. La ejecución de la falta por parte de Víctor Rodríguez no pudo ser peor. Pegó a la pelota mal, flojo, y la estrelló en la barrera.

El partido se convirtió entonces en un correcalles. Tan pronto un robo de Moi se convertía en una buena ocasión para Víctor Rodríguez (que se mostró demasiado individualista durante todo el partido) como Andre Gomes llegaba a la frontal del área de Cuéllar y chutaba alto.

Estaba cómodo el Sporting en el toma y daca. Quizás demasiado. Se confió, regaló un balón en mediocampo a Arda Turam y este asistió a Luis Suárez, que con un toque sutil superó la salida de Cuéllar y lograba el primer gol. Fue un gran gol, por más que el Sporting también tuviera su responsabilidad: un mal pase en mediocampo, Amorebieta y Meré tiran mal el fuera de juego y Cuéllar sale como buenamente puede, pero sin acertar.

Ampliar

Todavía con el susto en el cuerpo, y mientras Abelardo trataba de animar a los suyos desde la zona técnica, llegó el segundo tanto. Sergi Roberto empezó el recital por la banda, poniéndole un centro perfecto a Rafinha, que batió a Cuéllar con un buen remate de cabeza. En tres minutos, todo el trabajo del Sporting se había ido por la borda.

El Barça había hecho su trabajo y volvió a sestear en El Molinón. Aunque sin mordiente alguna, el Sporting protagonizó alguna llegada: una doble ocasión de Moi que repelió primero un zaguero y luego el meta culé. La pizarra también funcionó en un lanzamiento de falta que peinó Burgui y en el que Amorebieta ejerció de extremo para poner un centro que Stegen desbarató. Tras el descanso el Sporting pegó un nuevo arreón, pero siguió sin pólvora. 

Hasta que llegó la expulsión de Lora que condicionó definitivamente el partido. Ya en inferioridad numérica el Sporting se vio desbordado. Sergi Roberto continuó la exhibición por la banda, asistiendo primero a Neymar y luego a Turam. Neymar marcó el quinto y rozó el sexto al disparar al palo.

La goleada duele, por abultada, aunque fue menos sangrante que la del Vicente Calderón. Aunque fue claramente inferior, el Sporting al menos plantó cara durante algunos minutos. Lo bueno de partidos como este, independientemente del resultado, es tener la posibilidad de jugarlos año tras año. Todos los puntos valen lo mismo, pero los que vienen en las próximas semanas ya vuelven a ser cruciales.