Historia

Ezequiel Castillo, el futbolista argentino de origen alavés

Conocemos la historia familiar con raíz alavesa del futbolista de primera Ezequiel Castillo que jugó en el Espanyol, el Rayo Vallecano o el Tenerife

EZEQUIEL CASTILLO / FOTO FAMILIAR

Vitoria

Eran los años treinta del pasado siglo y el matrimonio de labradores afincado en la aldea de Hijona (Álava), formado por Petra Sáez de Ibarra y Nicolás Armentia, tenía ocho hijos. Algunos de ellos ya colaboraban en las labores agrícolas, en las que era necesaria la mano de obra por la casi inexistente mecanización del campo. Eran tiempos en que la mies se transportaba desde las fincas a la casa del pueblo en carros tirados por una pareja de bueyes que transitaban por caminos generalmente tortuosos. Bastantes de las faenas en las parcelas se debían realizar con herramientas manuales y no con utensilios mecanizados como ahora.

Como la labranza no daba para mucho y la tradición era que el hijo mayor se quedara en casa y continuara con la explotación familiar, el resto de los hijos en edad de merecer debían ir pensando en buscar un trabajo, salir del nido familiar y -en su caso- formar su propia prole. Así que una de las hijas de la pareja: María Ramos y su novio Felipe Monte,vecino del mismo pueblo, tomaron la decisión de tratar de buscarse la vida fuera de su entorno familiar, ya que la cosa estaba difícil para sobrevivir. Pensaron en ir a Argentina, a donde algunos alaveses habían emigrado con anterioridad.

FAMILIA DE EZEQUIEL CASTILLO / FOTO FAMILIAR

Unos años antes de la guerra civil (1936-1939), José hizo el viaje en barco en solitario al país sudamericano, en una travesía que duró unas tres semanas. Encontró un puesto de trabajo en Buenos Aires y, con el futuro medianamente asegurado, la pareja decidió contraer matrimonio. Tuvo que realizarse la unión por poderes: la novia aquí y él en Argentina. Unos meses después del enlace, María Ramos cruzaría el charco y allí establecerían su domicilio.

iñaki armentia

El joven matrimonio tuvo una hija, Haydee Iris, que fue una aplicada estudiante y logró conseguir el título de maestra, profesión que ejerció hasta su jubilación.

FAMILIA DE EZEQUIEL CASTILLO / FOTO FAMILIAR

Contrajo matrimonio con José María Castillo Maza, un chico originario de un pueblo de Burgos lindante con Bizkaia y la pareja tuvo cuatro hijos: Desiree, Sergio, Adrián y Ezequiel.

En los años setenta del pasado siglo, María Ramos regresaría a la tierra donde nació para visitar a sus parientes a los que hacía unos cuarenta años que no había visto y con los que solo había tenido contacto a través de cartas. Encontró a sus hermanos casados con hijos e incluso con algún nieto. Hubo muchas celebraciones por su venida; entre otras, diversas comidas, como la acontecida en el Restaurante Ugalde en la que aparece a los postres con sus hermanos.

FAMILIA DE EZEQUIEL CASTILLO / FOTO FAMILIAR

En la misma década su hija Haydee Iris haría la misma visita acompañada de sus hijos, que tuvieron la oportunidad de conocer a la extensa familia de su madre. Aprovechó la ocasión también para recorrer detenidamente la ciudad de Vitoria. En la imagen que va a continuación la vemos en una visita al Palacio Foral de Álava con algunos de sus parientes alaveses. En primer plano aparecen dos niños hijos suyos, Adrián y Ezequiel; este último es el protagonista de este artículo.

FAMILIA DE EZEQUIEL CASTILLO / FOTO FAMILIAR

Desde su niñez, Adrián y Ezequiel, fueron unos incondicionales y notables practicantes del fútbol y dieron más de un disgusto en casa con algún balonazo mal dirigido que acabó estampado en los cristales de la vivienda. Con el paso de los años lograron ser futbolistas profesionales en equipos argentinos de la máxima categoría. Ezequiel fue el que tuvo más éxito; perteneció -entre otros equipos- a la plantilla profesional del Argentinos Juniors.

En 1989 Ezequiel pasó el charco haciendo el viaje al revés que su abuela. Le había fichado el Espanyol de Barcelona, donde jugó hasta 1992. Debutó en la liga española de la mano de Javier Clemente, entrenador entonces del equipo. Seguidamente pasó al C. D. Tenerife donde continuó hasta 1995, tiempo en el que coincidió con Jorge Valdano como entrenador del conjunto insular. (Valdano, por cierto, se inició en España como futbolista en el Deportivo Alavés). De Tenerife Ezequiel pasó al Rayo Vallecano, presidido por Teresa Rivero, esposa de José María Ruiz-Mateos, donde estuvo hasta 1998. Su historial como profesional en España finalizó en el C. D. Badajoz de la segunda división, donde permaneció hasta el año 2000, tras lo cual regresó a Argentina.

Dada la ascendencia vasca de Castillo, la Real Sociedad mantuvo negociaciones con su representante para ficharlo, pero el proyecto no fructificó.

Ezequiel jugó en la liga española un total de 321 partidos, de los cuales 279 fueron en primera división. Su puesto en el campo era de centrocampista, por lo que a lo largo de su trayectoria deportiva marcó pocos goles. Uno de los más importantes y que le llenó de satisfacción fue el que consiguió en la segunda vuelta de la liga en la temporada 1996-97 ante el Real Madrid, cuando militaba en el Rayo; aquel gol supuso la victoria de los vallecanos por 1-0. Fue la primera derrota del Madrid en aquella temporada y de esa forma se devolvía a los merengues el mismo resultado que había obtenido a su favor el Real Madrid en la primera vuelta en el Bernabeu, con gol marcado por Raúl.

El periodista Enrique Ortego, prestigioso crítico, en su crónica sobre la victoria rayista destacó la actuación de Ezequiel de esta forma: “El Rayo de ayer, disciplinado y bien puesto, tiene un jugador que merece otro escenario para demostrar sus cualidades. Tiene nombre de profeta y su apellido le define como jugador: Castillo. El argentino ganó el partido con su saber estar, su capacidad táctica, su eminente técnica y su facilidad para resolver en un campo que no es el suyo: el área. Se adueñó del centro del campo y allí fue precisamente donde el Madrid perdió su virginidad liguera.”.

En su estancia en el equipo tinerfeño jugó varios partidos de la Copa de la UEFA, competición en la que se había clasificado el equipo canario. También, como dato para la historia, diremos que disputó el último partido oficial celebrado en el estadio donostiarra de Atotxa celebrado el 13 de junio de 1993, en el que ganó la Real Sociedad al Tenerife por 3-1.

En un corto vídeo que va a continuación veremos algunos retazos de sus actuaciones a las que nos hemos referido anteriormente y unas declaraciones suyas tras la disputa de un partido en Atotxa.

Jorge Valdano en su libro “Los 11 poderes del líder” se refiere al sentido del humor de Ezequiel, en cuanto a su poco acierto ante la portería de esta forma: “Otra opción es la patentada por Ezequiel Castillo, valioso centrocampista del Tenerife a quien entrené en los años noventa, cuando padeció una aciaga racha de gol. Ezequiel transformó el problema en una oportunidad comercial. Un día llegó al vestuario con la solución: haría un vídeo que titularía “Mis cien goles fallados”. Desde ese día cada fallo tenía un sentido porque enriquecía su idea: “dos fallos más para el video”; el de hoy es uno de los mejores que he fallado; o, cuando marcaba un gol: “esto retrasa el proyecto”.

En numerosas ocasiones sus familiares alaveses fueron a verle jugar, cuando disputaba partidos contra los equipos geográficamente más cercanos como el Logroñes, el Athletic, el Osasuna o la Real Sociedad.

En la foto que va continuación le vemos con uno de sus primos segundos, en el Hotel Los Agustinos de Haro (La Rioja), junto a Jorge Valdano, la víspera de la disputa de un partido de liga contra el Logroñés en el estadio de Las Gaunas.

EZEQUIEL CASTILLO / FOTO FAMILIAR

Haydee Iris Monte Armentia, la madre del futbolista, falleció en 2012 y sus familiares le dedicaron un epitafio en el diario bonaerense ‘La Nación’ que decía: “Hija, esposa, madre, abuela y bisabuela amorosa. Maestra de la vida. Te extrañamos.”

El apego de ella y sus descendientes a sus raíces vascas, quedó plasmado en el nombre que llevan sus nietos argentinos: Izaskun, Iratxe, Jon Ander, Estibaliz e Iker; este último nombre propio tomado de su pariente Iker Armentia, hoy periodista de Cadena Ser Vitoria.

 
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