Sociedad
Cartagena

Unas manos para Rafa

Un alumno de la UPCT diseña unas manos biónicas de bajo coste adaptadas a Rafa, un niño de siete años con síndrome de Moebius que nació sin manos

Alejandro Moya

Vicente Muñoz, alumno de la Escuela de Industriales, ha creado para su Trabajo Fin de Grado una metodología de bajo coste para el diseño y adaptación de prótesis impresas en 3D con accionamiento electrónico. Esta metodología permite la adaptación del modelo a cada usuario, a la funcionalidad deseada o a la personalización buscada en la pieza, además del enorme ahorro que supone producirlas.

Según Joaquín Roca, profesor del departamento de ingeniería electrónica de la Universidad Politécnica y tutor del proyecto, son estas técnicas de impresión 3D las que permiten que el precio baje y se puedan personalizar según el usuario. Como objetivo del estudio han tenido a Rafa, un chico de siete años con síndrome de Moebius que a causa de esta enfermedad congénita nació sin manos.

Vicente Muñoz, autor del proyecto, esta convencido de que la impresión 3D va a ser el futuro de las prótesis. La idea de llevar a cabo este proyecto nace de un voluntariado que realizó y en principio la prótesis iba a ser solo para Rafa, ya que las limitaciones de las prótesis son especialmente destacables en los niños, pero al final ha decicido adaptarlas para intentar llegar al máximo número de usuarios posible.

El coste de una prótesis de mano convencional es de unos 20.000 euros, a la que se tienen que realizar ajustes de unos 2.500 euros cada seis meses. Las que pueden ser fabricadas mediante estas técnicas pueden costar entre 300 y 400 euros.

La base del ahorro se encuentra en los medios de producción. La impresión 3D es muy económica y los materiales utilizados también lo son, ya que pueden costar entre 15 y 18 euros el kilo, y una prótesis suele llevar gramos. La mayor parte de los costes de producción se encuentran en los sensores, los adaptadores y la alimentación.

Rafael Moreno, padre de Rafa y presidente de la 'Fundación Rafa Puede', destacaba las ventajas de este tipo de prótesis, además de en el aspecto económico, en la personalización de las mismas. Este aspecto puede ser algo muy positivo para que el niño no sufra un rechazo o un complejo por las mismas. Por ejemplo, su hijo ha pedido una prótesis inspirada en Ironman.

Con estas técnicas la adaptación al crecimiento de los niños también es más sencilla. Con una prótesis convencional deben desplazarse hasta Barcelona para que les hagan los ajustes que necesiten, mientras que con la impresión 3D lo podrían hacer desde casa. Además, sale mucho más barato.

Ahora mismo Rafa está utilizando algunas de las prótesis creadas mediante estas técnicas especialmente diseñadas para montar en bici o nadar, ya que las prótesis comerciales no son resistentes al agua y son frágiles.

Sin duda una técnica que puede ahorrar mucho dinero a los usuarios de este tipo de prótesis y que además puede ayudar a que los niños sean más felices con ellas.

 
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