Ana Garrido, denunciante de Gürtel: "Esperanza Aguirre fue mi verdugo"

Madrid

Ana Garrido, técnico durante 20 años del Ayuntamiento de Boadilla del Monte, presentó en enero del 2009 una investigación ante la Fisalía Anticorrupción sobre las adjudicaciones del Consistorio mientras estaba gobernado por Arturo González Panero, conocido como “El Albondiguilla” e imputado en la trama. Actualmente vive ocupando un piso en el centro de Madrid, asegura que está "arruinada" después de haber denunciado estas conesiones que actualmente se están intruyendo en la Gürtel.

"Llevo un periodo de siete años sufriendo amenazas de muerte, aluviones de denuncias, incluso un intento de echarme de la carretera a la cuneta", ha asegurando en el programa. Cuenta que en 2007 comenzó a sufrir presiones para realizar adjudicaciones, debido a su negativa las presiones acabaron derivando en acoso y terminó cogiéndose una baja. El estallido de la Gürtel y la imputación del alcalde le pilló en excedencia en Costa Rica a donde se marchó tras las coacciones sufridas en el trabajo.

Durante el año en el que no estuvo trabajando en el Consistorio comenzó una investigación que presentó en la Fiscalía Anticorrupción. "Cuando estuve de baja hice un dossier, los técnicos me pasaron fotocopias de expedientes, comencé a cruzar empresas y me puse en contacto con periodistas de investigación. Ellos me avisaron de que mi investigación era una bomba de relojería", continúa.

Garrido relata que en dos ocasiones informó a Esperanza Aguirre, por aquel entonces presidenta del PP en Madrid, de las presuntas ilegalidades que observó en Boadilla y que más tarde se investigaron en la trama. "Fueron dos cartas elaboradas por varios funcionarios en el año 2007. Lo primero que hacen los denunciantes de corrupción es acudir a los superiores de los superiores pensando que ellos no están al tanto", explica. Además, se ha mostrado contundente al ser preguntada si considera que Aguirre fue su "verdugo": "Desde mi punto de vista, sí. No tengo pruebas para hacerlo, sino ya le hubiese demandado".

Actualmente Garrido se gana la vida vendiendo piezas de artesanía que ella misma elabora. Además, se ha convertido en una "activista" que lucha junto a la Plataforma x la Honestidad para que el Gobierno central apruebe una ley que proteja a los denunciantes de corrupción.