Sociedad

Plaga de insectos perforadores en El Valle y Carrascoy

La Consejería de agricultura ha adelantado los trabajos de control de insectos perforadores en las masas forestales de la Región, tras detectar en las últimas semanas diversos focos de en los parajes de El Cerrillar, Cresta del Gallo y El Bojal

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Murcia

La mayor actividad de esta especie de plaga corresponde al periodo comprendido entre los meses de mayo y noviembre, coincidiendo con temperaturas suaves. Generalmente sus ataques no provocan la muerte de los árboles, pero los resultados que se están observando en este monte manifiestan claramente que esta especie ha adoptado un comportamiento anómalo, llegando a ocasionar la muerte de los árboles en determinadas situaciones de debilidad.

La Dirección General de Desarrollo Rural y Forestal lleva a cabo trabajos urgentes para la eliminación de árboles afectados, mediante corta, descortezado y trozado, con el fin de reducir también la población de adultos que se mantienen durante el invierno en las grietas de la corteza, a la espera de iniciar su actividad con la subida de la temperatura durante la primavera.

También se realizan trabajos de seguimiento de la plaga Tomicus destruens, que inicia en estas fechas su reproducción, coincidiendo con la bajada de temperaturas. Aquellos pies que muestren síntomas de ataque por esta especie serán tratados urgentemente mediante corta, descortezado y desramado.

Tanto Orthotomicus erosus como Tomicus destruens son perforadores que atacan árboles sometidos a estrés hídrico o fisiológico. Como consecuencia de este ataque las copas de los árboles adquieren un color amarillento y rojizo, que es un síntoma inequívoco de la muerte del árbol.

A la delicada situación meteorológica por déficit de lluvias de la Región se suma en las masas forestales de pinar (Pinus halepensis) otro elemento claramente debilitador: la procesionaria (Thaumetopoea pityocampa), que durante el pasado invierno provocó una elevada defoliación en los pinares de una buena parte de la Región, los cuales no han recuperado totalmente el follaje perdido, con lo cual han reducido significativamente la actividad fotosintética y en consecuencia el almacenaje de hidratos de carbono en los árboles.

 Los ataques de procesionaria provocan la debilidad de los árboles, facilitando así la entrada de otros agentes como los perforadores

 
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