Piratas valencianos participaron en la conquista de Sicilia

En la Alta Edad Media el Imperio Carolingio, el Imperio Bizantino y el Califato de Damasco dominaban Europa y el Norte de África, pero el Mediterráneo era un mar sin ley. Grupos de hombres libres, musulmanes, vivían viajando por el mar Mediterráneo, comerciando y transportando gente de puerto en puerto. Pero a veces atacaban barcos de cristianos o las costas de las actuales Francia e Italia, lo que les valió el calificativo de piratas. Algunos de los puertos que les servían de base en la costa mediterránea de la península Ibérica fueron Tortosa, Dénia, Guardamar del Segura o Águilas.

 En el siglo IX un grupo de estos “piratas” de origen valenciano participaron en la conquista musulmana de la isla de Sicilia. Suponemos que eran valencianos porque su capitán se llamaba Asbag ibn Wakil al Hawwarí, más conocido por el sobrenombre de Fargalush, y no por casualidad en Cullera, junto a la desembocadura del río Júcar, existían diversas poblaciones musulmanas que tenían sus mismos nombres. Favara, que aún existe, y que deriva su nombre de la tribu bereber Hawwara, como también Llaurí. La alquería de Benahuaquil, un antiguo despoblado que recibía el nombre del clan de los Bani Wakil al que pertenecía el capitán pirata. Y, finalmente, la alquería de Fasfalus, otro despoblado que también deriva su nombre del capitán de la expedición valenciana a Sicilia.

 En esta época existía un enclave pirata en la costa francesa, en la actual población turística de Saint-Tropez, que las fuentes conocen como Fraxinetum. Durante 100 años se dedicaron desde este enclave a penetrar en el actual territorio francés e italiano para robar y secuestrar gente para ser vendida como esclavos. Con el tiempo, este enclave de pitaras libres pasó a ser controlado por el Califa de Córdoba, que lo utilizó en su política de hostigamiento mediterráneo contra los cristianos. Pero como todo enclave pirata que pasa a ser dominado por un Estado acabó por desaparecer.