Metallica, cómo hemos cambiado
Creadores de un sonido mil veces imitado, los sin embargo inigualables Metallica han publicado su décimo álbum
Fuenlabrada
Ocho años sin nuevo disco de estudio de Metallica es mucho tiempo. Los reyes del metal trash nos acaban de presentar ‘Hardwired… to self destruct’, su disco más reciente en el que no modifican un ápice la fórmula que les ha llevado a ser eternos: riffs de oscuras guitarras, punteos rápidos y precisos, baterías atronadoras y gritos desgarradores. Igual que se presentaban en 1983 con el inquietante ‘Kill ‘em all’.
Metallica, cómo hemos cambiado
08:58
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1479211511_369131/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Quizás sin saberlo, la joven formación con genes europeos y norteamericanos a partes iguales ponía las primeras piedras del sonido ‘trash’, todo un subgénero musical dentro del heavy metal representado por temas como ‘Whiplash’. Y lo hacía tras años de vaivenes y cambios de formación, el más sonado justo antes de grabar el disco, cuando expulsaron al problemático guitarrista Dave Mustaine, fundador después de la banda Megadeth. A este trabajo le siguió, en 1984, ‘Ride the lightning’, con temas como ‘For whom the bells tolls’, inspirado en una novela de Hemingway basada en la Guerra Civil española.
El trío Lars Ulrich, Kirk Hammett y James Hetfield, batería, guitarra y voz más guitarra, funcionaba a la perfección, y eso se notó en el siguiente disco de la banda, de 1986. ‘Master of puppets’, con el tema homónimo, se convirtió con el tiempo en uno de los más icónicos del trash metal.
Poco después de esta obra maestra, la tragedia se cebó con el grupo cuando en un accidente de autobús en plena gira fallecía su bajista, Cliff Burton. La respuesta discográfica llegó en 1988 con el álbum ‘…and Justice for all’, otra joya de la carrera del grupo, que incluía temas sumamente oscuros, donde había más espacio para melodías inquietantes y canciones como ‘One’, que trajo su primer videoclip oficial.
Pero, amigos, lo mejor estaba por llegar. En 1991, en plena efervescencia del grunge y con la decadencia del heavy metal, los Metallica no se arredran y publican una obra maestra: el álbum negro o ‘Metallica’. Eso de solo identificar con un color a un disco no era original (lo habían hecho los Beatles con el blanco o los AC/DC también con el negro), pero les trajo suerte, porque es el trabajo más vendido de su historia. Dejen un minuto lo que están haciendo para escuchar ‘Nothing else matters’ o ‘Enter sandman’.
No han sido pocos los adeptos al heavy que ganaron estas dos canciones, casi bautismales para los amantes de la distorsión guitarrera. Sin embargo a partir de ahí empieza un pequeño bajón en la banda, que lógicamente es incapaz de igualar lo conseguido. Así que a mediados de los 90’ suavizan su sonido y su imagen, corte de pelo incluido. Es cuando publican dos álbumes consecutivos, ‘Load’ y ‘Reload’, con temas todavía inquietantes como ‘Until it sleeps’.
La década de los 90’, como para tantos otros, no fue muy afortunada para la banda. Sacaron un disco de versiones y otro sinfónico en directo, pero empezaban a convertirse en una reliquia más que en un grupo actual. Pero con el nuevo milenio, en 2003, lograron sortear el maleficio con‘St. Anger’, un disco atrevido con un video en la mítica cárcel de San Quintín.
Los Metallica siempre se lo han tomado todo con tranquilidad, y por eso sus discos son espaciados en el tiempo. Así que no era descabellado esperar cinco años para escuchar ‘Death magnetic’, su noveno trabajo y penúltimo, con el que aprovechamos para despedirnos. Temas como ‘The day that never comes’ tienen su sello inconfundible y sus guitarras tipo explorer y flying v siguen siendo el icono metalero por excelencia.