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CALLEJEANDO

La república de las calles

El paso de la dictadura de Primo de Rivera a la Segunda República, pero sobre todo el inicio de la Guerra Civil, fue de esos episodios donde cientos de calles cambiaron de nombre al servicio de la nueva ideología dominante

Callejeando (23/11/2016)

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Valencia

La necesidad de los distintos regímenes políticos por controlar el espacio público conmemorativo, en especial las calles y sus rótulos desde mediados del siglo XIX, provocó en épocas convulsas grandes cambios en el nomenclátor callejero. El paso de la dictadura de Primo de Rivera a la Segunda República, pero sobre todo el inicio de la Guerra Civil, fue de esos episodios donde cientos de calles cambiaron de nombre al servicio de la nueva ideología dominante.

En la ciudad de Valencia, que fue republicana hasta el final de la contienda civil, y que además acogió la capitalidad de la Republica durante 11 meses entre 1936 y 1937, el impacto de aquellos agitados años sobre el callejero fue un caso único en España, por la cantidad y por la singularidad de algunos de los nuevos topónimos. La toponimia del antiguo régimen, que honraba básicamente a la monarquía y a la Iglesia, viró inexorablemente hacia los héroes y símbolos de la nueva nación republicana.

 LA TOPONIMIA A PARTIR DEL 14 DE ABRIL

En julio de 1931, solo tres meses después de proclamarse la República, se redactó por parte de la comisión de estadística el primer informe para “prescindir de la vía pública de todo aquello que haga referencia al pasado régimen político y a las personas de los borbones”. Así, a raíz de este documento se aprueban en noviembre los primeros y más sustanciales cambios oficiales en el nomenclátor: la avenida Victoria Eugenia pasa a 14 de Abril, Amalio Gimeno a Nicolás Salmerón, Plaza de la Reina a Región Valenciana, Príncipe Alfonso a Ausiàs March, María Cristina a Pablo Iglesias y Marqués de Estella a Plaza de la República, además de otros nombres propuestos como Señera, García Hernández o Fermín Galán que quedaron en el tintero.

Aún así, podríamos decir que los cambios en el callejero, en un primer momento no fueron excesivos y que la mayoría de ellos se centraron en borrar cualquier vestigio monárquico y en exaltar a personajes republicanos o de la tradición progresista y liberal valenciana y española. Uno de los más referenciados fue, cómo no, Vicente Blasco Ibáñez y sus obras. También las fechas conmemorativas del republicanismo y las ideas y conceptos asociados a este, como Libertad, Justicia, Ley, Igualdad... fueron utilizados como topónimos en Valencia y en muchas de sus pedanías.

 LA TOPONIMIA A PARTIR DEL 18 DE JULIO

La situación, sin embargo, cambió a partir del 18 de julio de 1936, una vez fracasada la sublevación militar en Valencia. El inicio de la Guerra Civil precipitó la alteración más violenta que ha sufrido el nomenclátor urbano de la ciudad en toda su historia, revertido posteriormente, eso sí, por el gobierno franquista en 1939. Las primeras y más virulentas modificaciones de los rótulos urbanos surgieron espontáneamente del pueblo, que encolerizado por la sublevación militar, se dedicó a romper todos aquellos azulejos que hacían referencia a la Iglesia y la religión, y a sustituirlos por líderes antifascistas o los primeros mártires del conflicto.

Así, junto a las calles de conocidísimos personajes como Dolores Ibárruri “la Pasionaria”, Lenin o Máximo Gorki, se unieron otras de mártires anónimos del conflicto, como las de los milicianos Antonio Esteve, Manuel Sánchez, Juan Marco o Conrado Escrivá, que perdieron la vida en el frente luchando por la causa antifascista. También las naciones amigas como la URSS y México tuvieron su calle en aquella Valencia, capital de la República, y la hermana región de Cataluña fue homenajeada, asimismo, rotulando la plaza de Cánovas como Plaza de la Generalitat Catalana.

Como anécdota, por lo exótico del topónimo, queda la calle de la Tripulación del Komsomol, rotulada con dicho nombre en enero de 1937, como homenaje a los marineros soviéticos del carguero Komsomol, hundido el 14 de diciembre de 1936 por la fragata del bando nacional “Canarias” y cuyos tripulantes fueron apresados y expatriados posteriormente a la URSS. El barco soviético ya había estado en Valencia anteriormente descargando comida y víveres y seguramente armamento para la República, con lo que su capitán y tripulación se hicieron muy famosos durante su estancia en la capital. Por eso, inmediatamente después de conocerse la noticia de su hundimiento y sin saber el paradero de la tripulación, se sucedieron numerosas muestras de agradecimiento y cariño del pueblo valenciano hacia los marineros rusos, para los cuales propusieron rotular una calle, la de San Fernando en este caso, en sentido recuerdo y homenaje.

Puedes leer la noticia completa en: http://valentinatopofilia.wordpress.com/

 
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