Hay actitudes humanas que no sobreviven dentro de los corsés del cuerpo y del alma, necesitan salir, expresarse, exponerse, difundirse, contagiarse. La posición incuestionable de Nicolás Castellanos al lado de los pobres, no permitía al obispo en activo ejercer como sentía que debía hacerlo. Estolas, cíngulos y demás ornatos, tal vez reducían los movimientos de monseñor Castellanos decidido a caminar al paso de los ignorados. Sin hueco para la duda, hace 25 años renunció a su máxima responsabilidad al frente del Obispado de Palencia y emigró a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), donde era urgente reducir la necesidad sistémica.

Nicolás Castellanos con un grupo de colaboradores / Hombres Nuevos
Vive feliz entregado a las causas que son invisibles para la mayoría de nosotros. Está poseído de la energía inagotable que genera la convicción de plantear una obra que mejora la vida de sus semejantes, de los que recibe el reconocimiento más gratificante: la sonrisa, el progreso, la formación, la recuperación de la salud, una canción. Es un hombre incómodo para la “institución” religiosa, y para muchas estructuras del poder político que entienden más de limosnas que de solidaridad, pero amado por los desposeídos y por los sensatos y por los que siguen creyendo en los valores de la ética. La trayectoria de Nicolás Castellanos en este cuarto de siglo, es el Proyecto Hombres Nuevos y la Fundación del mismo nombre con los que ha logrado mejorar la protección de la infancia, o la erradicación del trabajo y la desnutrición de los más pequeños; un futuro esperanzador para los 150.000 niños y adolescentes escolarizados, y el acceso a la Universidad de 6.000 jóvenes. Desde la ciudadela Andrés Ibáñez o, lo que es lo mismo, el Plan 3000, el trabajo de este religioso leonés beneficia a una población que supera los 360.000 habitantes.

Nicolás Castellanos también promueve la práctica del deporte entre los más pequeños / Hombres Nuevos
Llegó a Radio León solo, con discreción en vestimenta y gestos, pero cargado de mensajes que, si tocan el resorte adecuado de cada receptor, pueden convertir el planeta en el lugar en el que la ignominia, la indecencia, se inscriban en la lista de prácticas “en peligro de extinción”.
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