Año nuevo, vida vieja

Valencia

No todos los equipos de Primera hubieran volteado un gol en contra del Girona con la autoridad que el Valencia ha mostrado esta tarde en Mestalla para sumar la primera victoria de 2018 en Liga. En ese sentido, nada ha cambiado en el equipo de Marcelino tras el paréntesis navideño. Fuerte mentalmente, competitivo siempre, con las ideas claras para sacar partido a sus virtudes... Un grupo de jugadores convencido de la idea que defiende en el terreno de juego y dispuesto a conseguir la clasificación para la próxima edición de la Champions League.

En una tarde discreta de la pareja de centrales y de Nacho Vidal a la hora de defender -seguramente el chaval no ha digerido de forma adecuada el reproche público que ayer le hizo Marcelino García Toral-, el recurso del cuerpo técnico ha sido inteligente. Abrir el campo, explotar las subidas de Gayà y, por supuesto, balones a Guedes. El portugués sigue evidenciando cada tarde que es un futbolista diferente, de esos que surgen de tanto en tanto. La internada que originó el 1-1 fue una de las muchas que pudieron propiciar una goleada de escándalo con el punto de acierto necesario en el pase definitivo. Si Peter Lim no se anima, deberíamos organizar una colecta en el entorno para que, al menos, siga en Mestalla la próxima temporada.

A la tarde de los regalos de Reyes, que tuvo su momento emotivo por la emoción que el estadio tributó a Marcelino en su regreso a casa, solo le faltó el gol de Vietto en su estreno. Ojalá rompa el maleficio el próximo martes en Copa para que no se le reaparezcan juntos todos los fantasmas que lleva arrastrano desde el Calderón y el Wanda Metropolitano. El Valencia lo necesita.