Santos e inocentes

Gijón

Siempre es positivo empezar el año con un alegría, sobre todo si has terminado el anterior tocando fondo. Es lo que le ha ocurrido al Sporting, que tras el bochorno de 2017 al menos ha empezado 2018 ganando, aunque el equipo siga sin ser convincente. Seguramente es merecida la victoria rojiblanca frente al Córdoba, pero acabar pidiendo la hora contra el penúltimo de la categoría después de haber tenido, hasta en dos ocasiones, ventaja de dos goles indica que en este Sporting algunas cosas siguen fallando. En todo caso, las victorias suelen disimular las dudas que existir, siguen existiendo.

El equipo gijonés ganó gracias a dos santos varones. Uno lleva la santidad en el apellido: con sus diez goles el uruguayo Michael Santos es de esos fichajes que sí justifican su incorporación. Ante el Córdoba marcó dos, uno de colocación, de estar bien situado y empujarla, y otro en el que remató inapelable de cabeza, con toda el alma. El tercer gol (en realidad, el primero) lo marcó Carlos Castro. El otro 'santo' no mete goles, pero es el futbolista que más puntos le ha dado esta temporada al Sporting. Diego Mariño volvió a evitar la desgracia en el último minuto del tiempo reglamentario tapando con todo su cuerpo un remate de Aguza que hubiera supuesto el empate a tres. Pero ya antes, con 1-0 en el marcador, había protagonizado otra parada espectacular, metiendo una mano a ras de césped de un disparo de Caballero. Y Mariño no mete goles, pero contribuye a hacerlos, como quedó claro en el segundo tanto: saque rápido en largo del gallego, galopada de Isma López casi hasta línea de fondo y pase al punto de penalti para que Santos la empujara. En esa jugada, de tiralíneas, los 'santos' rojiblancos quedaron conectados con la mediación de Isma López.

Eterno sufrimiento

Todo hacía indicar que iba a ser una victoria fácil para el Sporting. Una tarde tranquila, por fin. A los 8 minutos Rubén García ya había tenido una doble ocasión y en la siguiente jugada Carlos Castro adelantaba a los rojiblancos, asistido también por Isma López, que se mostró decisivo en ataque pero dejó un grave agujero en defensa, igual que Jordi Calavera en el otro costado. Con el 2-0 antes de cumplirse los veinte minutos de juego, parecía que el partido ya no tendría mucha ciencia. La dinámica del resto de la primera parte no invitaba a sufrir: el Sporting reclamó un penalti de Fernández a Rubén García y a la salida de un córner primero Santos y luego Barba estuvieron a punto de marcar el tercero.

Ampliar

Pero tembloroso e inocente como es el Sporting, en la segunda parte se le vieron todas las carencias. No supo gestionar su ventaja y mostró deficiencias atrás. A los cuatro minutos de la reanudación Aguza recortaba diferencias, en una jugada en la que ninguno de los tres jugadores rojiblancos que tenía alrededor le impidió buscar un buen disparo ajustado al palo. Logró el Sporting recuperar la ventaja con el gol de cabeza de Santos, pero otro pasillo en el lateral izquierdo del Sporting permitió a Alfaro sacar desde ahí un centro que prácticamente buscó la pierna de un cazagoles como Sergi Guardiola.

El Sporting perdió durante muchos minutos el control del partido, el equipo sufrió y El Molinón se puso nervioso. Los últimos minutos fueron un correcalles peligroso, tanto que de no haber sido por Mariño en el minuto 89 dos puntos hubieran volado.

Afortunadamente la victoria se quedó en casa y el sportinguismo respira, porque aunque el equipo acaba la primera vuelta lejos de los objetivos y sin transmitir sensaciones convincentes, al menos algo recortará con respecto al playoff. La vuelta de Sergio Álvarez, que demostró estar a buen nivel, es otro motivo para la esperanza, puestos a buscarlos. Queda la duda de si ahora Nacho Méndez ya no tendrá sitio en el once tipo de Baraja. Y si la suplencia de Scepovic es una cuestión puntual o si la historia se repite.