Se disparan en Cataluña los ingresos forzosos en hospitales psiquiátricos

Barcelona

Los pacientes que necesitan ingresar ya padecen enfermedades mentales previas y se descompensan. Suelen tener alteraciones en la conducta o violencia. Cuando tienen algún brote, familiares o del entorno llaman la policía o a sus médicos y los trasladan a una unidad psiquiátrica en ambulancia y bajo supervisión médica. En el hospital pueden decidir si se debe ingresar o no. Si se queda, lo harán saber al juez de guardia para que en el plazo de 72 horas valide este ingreso con informe forense incluido. Se llaman ingresos involuntarios en los que los pacientes están tan alterados o desorientados que no tienen capacidad para tomar ninguna decisión.

Estos ingresos se han disparado y mucho desde el año 2010, cuando los forenses firmaron 7.496 informes, mientras que en 2016 fueron 9.870.

Los pacientes tienen de media unos 50 años y el aumento se explica, según los médicos, por motivos socioeconómicos y la crisis laboral. Xavier Bernal, presidente de la Asociación de Médicos Forenses proponía en un congreso de estos profesionales que hay que poner medidas para controlar estos pacientes una vez salen y vuelven con la familia.

Hay ingresos voluntarios que pueden llegar a dejar de serlo porque el paciente quiere abandonar el hospital aunque el médico considera que no está en condiciones de hacerlo. Si los pacientes han ingresado después de cometer un delito, se avisa al juez antes de darle el alta y determina si debe continuar el tratamiento de forma ambulatoria o ingresar a prisión.

Los familiares piden más recursos para atender a los pacientes de forma periódica en el ambulatorio y prevenir así que acabe habiendo un brote. También consideran que las familias deberían tener más apoyo para que la situación es muy angustiosa.