¿Podría ser Bitcoin la moneda virtual del futuro?
¿Podría esta tecnología acabar con el sistema financiero tal y como lo conocemos? Son algunas de las preguntas que nos hemos hecho en esta edición de SER 3.0, nuestro espacio dedicado a la revolución tecnológica
Alicante
Desde los albores de la humanidad, justo después de inventar el fuego, pero un poco antes de hacer lo propio con la rueda, se nos ocurrió que las monedas podrían ser perfectas para llevar la cuenta de las deudas que antes teníamos que retener en nuestra memoria.
La división del trabajo vino a dotarlas de una mayor importancia, y desde entonces han ido evolucionando con sus idas y venidas, casi siempre al servicio de los gobiernos y con la finalidad de que el pueblo, de una forma u otra, acabase financiando su sed de conquista.
En los últimos tiempos este poder ha pasado a manos del sistema financiero, férreo defensor de la divisa, con la que modulan cuándo se debe estimular el ahorro o cuándo el consumo, cuándo es interesante que se dé una mayor actividad económica o cuándo forzar su letargo. No dejan nada al azar, dirigiendo en todo momento la lenta pero inexorable depreciación del poco capital que poseemos. Por cierto, cosa que nosotros les agradecemos con suculentas comisiones por la salvaguarda de nuestro dinero.
A pesar de todo este poder, es posible que estemos al principio del fin de este sistema centenario y que, también en este sector, Internet y las Tecnologías de la Información tengan mucho que decir y puedan forzar un nuevo orden en el que se logre democratizar el capital.
Estamos hablando de las criptomonedas, como el Bitcoin. Monedas virtuales perfectamente diseñadas para trabajar en la Red, y que permiten que cada persona sea su propio banco, que no exista falsificaciones, que pueda realizar las transacciones que desee, cuando lo desee, donde lo desee, sin que intervengan ni entidades financieras ni gobiernos, sin pagar comisiones, sin que el valor del dinero dependa de oscuros intereses, sin que tengamos que rescatar a los que nos arruinan.
Gracias a un sistema informático basado en potentes algoritmos matemáticos y a una comunidad activa de ciudadanos, se están creando redes financieras con diez mil veces más capacidad de cómputo que los quinientos superordenadores más potentes del planeta juntos.
Sin embargo, su viabilidad a medio y largo plazo dependerá de la confianza que esta tecnología sea capaz de generar en nosotros.
Esta es la conversación que hemos mantenido con el profesor de la Escuela Politécnica de la Universidad de Alicante, Francisco Maciá.
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