El hallazgo de la mandíbula de un menor reabre un caso de hace 25 años

Santander

La sequía que ha sufrido Cantabria durante este año ha permitido reabrir uno de los casos más oscuros de la crónica negra española en los años 90.

El bajo nivel del Pantano del Ebro dejaba al descubierto, el pasado mes de octubre, una mandíbula que podría pertenecer a Virginia Guerrero o a Manuela Torres, dos amigas de 13 y 14 años que desaparecieron hace 25 años cuando regresaban de las fiestas de Reinosa a su casa, en la localidad palentina de Aguilar de Campoo.

El caso se reactiva porque las pruebas forenses confirman que se trata de una mandíbula perteneciente a una adolescente de entre 13 y 16 años. De una persona que habría fallecido hace un cuarto de siglo.

Fue un vecino de Campoo de Yuso el que localizó el 12 de octubre la mandíbula mientras paseaba por una zona del pantano que quedó al descubierto tras un prolongado periodo de ausencia de lluvias.

Durante todo este tiempo los forenses han estado realizando las pruebas necesarias para datarlos.

Con la información que han conseguido se están haciendo análisis de ADN que, en principio, no se conocerán hasta la semana que viene. Mientras tanto, la Guardia Civil mantiene la cautela sobre la posible relación entre esta mandíbula y las dos menores desparecidas hace 25 años.

La investigación del caso apenas ha conseguido avances en este tiempo. No se han localizado pistas ni indicios claros de qué pudo ocurrirles a Virginia y a Manuela cuando regresaban de las fiestas de Reinosa hasta su casa en Aguilar de Campoo. Lo último que se supo de ellas es que las vieron haciendo autostop.