Sociedad

Sobre las críticas a la reforma electoral

EL ENFOQUE 22 ENERO

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Santa Cruz de Tenerife

Voces autorizadas de los empresarios de Tenerife y Gran Canaria -el presidente de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, Santiago Sesé, y el presidente de la Confederación Canaria de Empresarios, Agustín Manrique de Lara- se han pronunciado con rotundidad en contra de la propuesta de reforma electoral planteada por Nueva Canarias, el PSOE, el PP y Podemos. Ambos coincidieron al denunciar que esta reforma no reforma nada, que sólo asegura la continuidad de los actuales repartos de diputados y las canonjías de los partidos políticos. Es obvio que comparto esa opinión: Sus Señorías han cuadrado su reforma tirando de calculadora, porque su prioridad es mantener en el futuro Parlamento ampliado a 70 miembros, al menos, su actual número de diputados y sus ingresos, que se verían reducidos tras la apertura de los topes y la incorporación de nuevos partidos a la Cámara regional. La posibilidad de que esa incorporación se realice sin coste fue ayer despejada con claridad por Asier Antona, cuando dijo que es demagógico pretender que diez diputados más –entre un quince y un dieciséis por ciento más de diputados- no cuesten más dinero. Por supuesto que van a costar más. No sólo por sus sueldos -medio millón de euros- también por sus desplazamientos, hospedaje, servicios y -sobre todo- por la ampliación del Parlamento actual a diez diputados más, lo que implicará una obra muy considerable. Si en Podemos siguen manteniendo que sólo apoyarán esta reforma si no supone un euro más de gasto, ya sabe a qué atenerse.

Por eso, frente al ruido y la mentira, conviene recordar que la actual propuesta no cambia el hecho de que un diputado del Hierro o de La Gomera cueste muchísimo menos que un diputado de Gran Canaria o Tenerife. La diferencia de valor del voto de El Hierro en relación con el de Gran Canaria o Tenerife es 17. Y sigue siéndolo exactamente igual. El colegio de restos es un apaño tan malo que ni siquiera se han acordado de que el número de diputados sea impar, para evitar bloqueos y empates, como ocurre en todas las cámaras regionales, excepto en Navarra y aquí. Lo han hecho muy mal. Porque estaban -como siempre- pensando sólo en lo que a ellos les conviene.

 
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