¿Cómo funciona un centro como el de Zumarraga?

Bilbao

El Gobierno vasco cuenta con seis centros educativos de justicia juvenil (Ibaiondo, Txema Finez, Uribarri, Urgozo, Andoiu/Gorbeia y Bilbao) atendidos por alrededor de 225 profesionales, cuya finalidad es acoger, reeducar y reinsertar en la sociedad a las personas jóvenes condenadas por los tribunales.

El Gobierno vasco tiene la competencia de ejecutar las medidas que los tribunales imponen a las personas menores de edad con responsabilidad penal desde el año 1985, competencia que se conoce con el nombre de "Servicio de Justicia Juvenil". Esta competencia, requiere de una inversión anual que ronda los 13 millones de euros.

Dependiendo del delito cometido y la pena que lleve impuesta, el Centro Educativo Ibaiondo ofrece distintos tipos de regímenes. El más duro es el internamiento o régimen cerrado. Existe el régimen semiabierto, donde parte de la actividad diaria se realiza en el exterior.

Ibaiondo está estructurado por módulos. Cada módulo es una casita independiente, hay un total de cinco y están unidas por una galería. Los menores conviven en un espacio donde cada uno de ellos tiene su propia habitación, una sala de actividades, una cocina comedor y un baño comunes para todos ellos. En total hay cinco equipos de educadores, uno por módulo, que consta de diez educadores y un coordinador de la intervención educativa. También hay dos psicólogos y dos trabajadores sociales.

Además de las aulas donde se imparten las clases tienen diversos talleres donde pueden trabajar la carpintería, electricidad, informática, pin tura, albañilería y soldadura y un gimnasio donde hacer educación física. Organizan al alumnado por niveles educativos. Existe un total de cinco niveles; los dos primeros son de alfabetización básica y avanzada y los otros tres son de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato.

Según relatan miembros de la federación de educación de CCOO que han visitado el centro, “lo que más llama la atención es que todas las puertas de las aulas están cerradas con llave”. “Un vigilante de seguridad abre y cierra todas las puertas a nuestro paso”. Los jóvenes están en las aulas o en los talleres. “A simple vista parece que nada es diferente a otras aulas de colegios, un profesor, un grupo de adolescentes que se muestran muy interesados por saber quién soy y qué hago allí en un ambiente tranquilo y distendido. En general el profesorado se muestra muy a gusto y muy motivado, parece algo vocacional”.

Sin embargo, el centro ha estado recientemente marcado por las denuncias de los trabajadores por agresiones sufridas por parte de los internos. La última que hicieron pública fue en mayo de 2016. Un ataque que desde el comité de empresa demuestra "las continuas agresiones verbales y amenazas" que sufren sus empleados y a la agresión física sufrida por una educadora este mismo mes.

El Gobierno Vasco decidió entonces adoptar medidas aumentado el personal dedicado a la seguridad del centro, intensificando las inspecciones tanto en días laborales como festivos y fines de semana, y revisando la operativa del centro, todo lo que tiene que ver con los protocolos de actuación.

Además, creó la figura de una persona instructora a tiempo completo, encargada de la formación continua del personal de seguridad. Esta persona instructora se encarga también de la formación específica e inicial de las personas que acceden por primera vez a un puesto de seguridad en Ibaiondo.

Los trabajadores no desean "guardaespaldas", sino que "se cumplan las condiciones de seguridad laboral" para "poder regresar a casa cansados pero no heridos".