"Hay hogares que no me aseguran para no pagar 42 euros al mes"
El testimonio de Claudia y Jadi nos permite conocer la precariedad y la invisibilidad que padecen las empleadas de hogar
"Hay hogares que no me aseguran para no pagar 42 euros al mes"
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Palma de Mallorca
En los últimos años hemos visto cómo las camareras de piso, el colectivo de limpiadoras de los hoteles, han unido fuerzas y se han agrupado bajo el movimiento de "Las kelys", una entidad que les ha dado visibilidad y notoriedad para denunciar ante los políticos y la sociedad en general la sobrecarga de trabajo que sufren. Sus principales reivindicaciones son una jubilación anticipada, el fin de la externalización y del acoso laboral.
Hemos recogido dos testimonios. Uno de ellos es el de Claudia. Es de origen argentino y hace 11 años que dejó su país natal para buscar un futuro mejor. Vino a Mallorca, sin papeles, y desde entonces trabaja como empleada de hogar. Trabaja en varios hogares; en algunos está asegurada (cuesta 42 euros mensuales) y en otros no. Hace algunos años se rompió un brazo trabajando en un domicilio. No estaba asegurada y los dueños desaparecieron del mapa al enterarse del accidente laboral.
Pone como ejemplo la situación de una compañera suya que "está interna en una casa y a cambio de tener techo y comida no cobra un solo euro". Tiene un día libre que dedica a limpiar otras casa para tener dinero. Pide un "cambio de legislación que garantice mejores condiciones laborales del colectivo" y que se consigan los mismos avances y repercusión que han tenido, por ejemplo, las camareras de piso.
Jadi es de origen marroquí, llegó a Mallorca junto a su marido hace 26 años. Tiene 2 hijos. Es licenciada en Historia y Geografía. Intentó, durante años encontrar un empleo relacionado con sus estudios, después cuando empezó a dominar el idioma visitó hospitales y centros de salud en busca de un empleo de mediadora cultural para favorecer a marroquíes con dificultades para expresarse en español. La respuesta siempre es negativa. Explica que "cuando la entrevista es telefónica me admiten pero cuando nos vemos cara a cara y descubren que soy marroquí no me vuelven a llamar". A partir de ahí me di cuenta de que "mi única salida laboral era ser empleada de hogar". Hace nueve años empezó a trabajar como empleada de hogar y os primeros meses, cuenta, "sólo me contrataban en negro". Después decidió no aceptar más esas condiciones, solo trabaja estando asegurada, lo que provoca sueldos que oscilan al mes entre los 125 y 300 euros. "Cuando te aseguran te bajan el precio de la hora trabajada a cuatro o cinco euros".
Para acabar con la precariedad que padece este colectivo coincide con Claudia en que "es necesario visibilizar su situación y asociarse para ganar fuerza como colectivo".