Nos ha vuelto a pasar
Ningún levantinista puede entender que desde que se logró el ascenso a Primera división, en abril de 2017, la dirección deportiva no haya sido capaz de fichar a un delantero y a un central de plenas garantías
Valencia
El hombre es el único animal que puede tropezar dos veces con la misma piedra y el Levante se ha autolesionado por segundo mercado consecutivo.
La dirección deportiva y el presidente ejecutivo han repetido errores que precisaban de una corrección inmediata y ahora habrá que peritar para evaluar los daños y si estos pueden repararse en el taller de Muñiz con una buena alineación mecánica, un poco de chapa y mucha pintura o por el contrario en unas semanas habrá declaración de siniestro total.
Nadie es infalible. El error forma parte de la condición humana, al igual que el perdón y más con Tito y Carmelo que fueron los que montaron un equipo ganador para regresar a la máxima categoria, pero lo que ningún levantinista puede entender es que desde que se ascendió a Primera división, en abril de 2017, no hayan sido capaces de fichar a un delantero y a un central de garantías, que eran y siguen siendo las dos demarcaciones que no se han reforzado con jugadores de máximo nivel.
Es lógico que la valoración sobre el rendimiento que ofrezcan Sadiku, Pazzini y Rochina habrá que realizarla a final de temporada, porque de su aportación dependerá si el equipo pierde o mantiene la categoría, pero ese no es el verdadero debate.
La cuestión es porqué esperaron hasta el 29 de agosto a Lucas Pérez, porqué firmaron a Boateng por 3 millones de euros, porqué admitieron a Nano Mesa con un inaceptable sobrepeso o porqué no descubrieron que Samu García tenía serios problemas de autoestima que le impidieron rendir con regularidad en el Leganés y lo ficharon para tres temporadas.
El pasado verano se reservó una partida económica muy importante para la contratación de ese gran delantero y la estrategia elegida fue esperar a que Lucas Pérez, Borja Mayoral o Adrián Ramos pudieran salir de sus clubes en la última semana de mercado. Salió cruz y todos aceptamos el error esperando una rectificación en invierno.
Por eso, es inconcebible que cuatro meses más tarde se haya repetido la misma táctica, apurando los plazos para traer a Arouna Koné ante la imposibilidad de convencer al resto de los delanteros que se asomaban al escaparate y teniendo que salir escopetados el día 30 de enero a Benidorm para firmar a Sadiku y en un viaje relámpago de Quico Catalán a Verona para suplicarle a Pazzini que aceptase la última propuesta granota porque va a ser un jugador importante.
Así no vamos bien. Creo que el club debería hacer autocrítica y una profunda reflexión de cómo ha ejecutado el trabajo realizado durante los últimos diez meses, con independencia del resultado de la temporada y el ferviente deseo que todos tenemos para que se conquiste la permanencia, porque considero que la actuación ha sido temeraria y negligente.
José Manuel Alemán
Redactor de Deportes en Radio Valencia